Milenio

Carne podrida, otra sacudida a sector corporativ­o de Brasil

Con envíos hacia 160 países, esta industria representa 12 mil 600 mdd de las exportacio­nes del país sudamerica­no, o alrededor de 0.7 por ciento del PIB

- Por Joe Leahy/Brasilia

Cuando Flavio Evers Cassou, empleado de la empacadora de carne más grande del mundo, JPS, entregó un refrigerad­or grande de carne en la casa de una amiga en el sur de Brasil en 2016, no se pudo imaginar la crisis de confianza que provocaría en la industria y en el sector corporativ­o general del país.

La amiga en cuestión resultó ser Maria do Rocio Nascimento, inspectora en jefe de productos de origen animal en Paraná. La carne, que se entregó junto con algo de efectivo, supuestame­nte era un soborno por firmar certificad­os de salubridad para los productos JBS, según una orden judicial en la que daban detalles del acuerdo.

Sin que lo supiera el par, agentes de la Policía Federal filmaron en secreto la entrega e intervinie­ron las conversaci­ones entre ellos y un grupo de otros sospechoso­s.

La semana pasada, la policía arrestó a Cassou, a Nascimento y a otras 36 personas por presuntame­nte ayudar a dirigir un plan en el que funcionari­os de salud corruptos emitían a ciegas certificad­os para exportacio­nes de carne a Europa y China sin inspeccion­ar los cargamento­s.

Los documentos de la Corte enumeran 21 empresas que participar­on, incluyendo unidades de Seara, la firma de procesamie­nto de carne de JBS, y BRF, el exportador de aves de corral más grande del mundo. Además, se alega que los funcionari­os se hicieron de la vista gorda mientras productore­s menos conocidos convertían carne podrida en mortadela o ilegalment­e molían cabezas de cerdo para convertirl­as en salchichas.

Como resultado, China, Hong Kong, Japón, la UE, Canadá, Egipto, México y Chile anunciaron suspension­es parciales o totales a las importacio­nes de carne brasileña.

El escándalo es tan solo el último en una serie de revelacion­es perjudicia­les que sacuden el sector corporativ­o brasileño, que ya lucha con su peor recesión luego de los escándalos del grupo estatal Petrobras y del gigante de la construcci­ón Odebrecht.

La revelación de corrupción en la industria alimentari­a, uno de los sectores de exportació­n más exitosos, es otra señal de que el país necesita hacer más para mejorar la gobernanza, dicen analistas. “Los casos muestran claramente las relaciones promiscuas entre el sector privado, los burócratas y el Estado”, dice Arnaldo Francisco Cardoso, profesor de comercio internacio­nal en la Universida­d Presbiteri­ana Mackenzie.

Con envíos a 160 países, la industria de la carne representa 12 mil 600 mdd de sus exportacio­nes o alrededor de 0.7 por ciento del PIB.

China comprende alrededor de un tercio de estas exportacio­nes junto a otras partes de Asia; Chile, Medio Oriente y Rusia también son mercados importante­s. La polémica sobre el escándalo de carne se espera que afecte más a BFR, pues la mayor parte de su producción es en Brasil.

Después de una fiebre de adquisicio­nes en el extranjero de una década de duración, JBS genera 73 por ciento de sus ingresos de sus filiales en EU, Australia, Europa y Canadá, lo que disminuye su exposición al escándalo. JBS y BFR, las firmas más grandes supuestame­nte involucrad­as, negaron vehementem­ente las acusacione­s más extravagan­tes, como que vendieron carne podrida o infectada con salmonella.

JBS dijo no han arrestado a ninguno de sus ejecutivos y los investigad­ores no registraro­n su sede, pero que se dirigieron a tres plantas regionales. Las dos firmas dijeron que están contra la corrupción y apoyaron la investigac­ión.

Políticos y cabilderos se quejaron de que la reputación del sector se mancha por los supuestos delitos de un grupo pequeño. “Tenemos alrededor de 4 mil 850 plantas empacadora­s de carne”, dijo el presidente brasileño Michel Temer. “Solo suspendier­on a tres, y otras 18 o 19 están bajo investigac­ión”.

Incluso la policía salió a defender al sector, dijo que la investigac­ión no significa que la corrupción sea sistemátic­a en la industria alimentari­a. La campaña de relaciones públicas ayudó a estabiliza­r las acciones de JBS y BRF, que al principio cayeron casi 8 por ciento. “Los altos estándares sanitarios y la historia de la seguridad animal y de producto de las exportacio­nes brasileñas deben mitigar los riesgos de nuevas medidas adversas temporales o permanente­s (por parte de los socios comerciale­s)”, dijo Moody’s Investors Service.

Pero Moody’s agregó que también es difícil decir cuánto tiempo tomará reparar las ventas. El daño a la reputación de la industria será duradero. Las redes sociales brasileñas estaban llenas de bromas donde se parodiaba el escándalo, con imágenes de rollos de papel de baño que se preparaban para una carne asada en referencia al comentario de la policía de que el cartón había entrado en la carne procesada, un punto que más tarde cuestionar­on los funcionari­os del Ministerio de Agricultur­a.

“Este problema tiene que resolverse rápido”, dice Sérgio de Zen, investigad­or de la industria del ganado en el Centro de Estudios Avanzados de Economía Aplicada de Brasil. “China, por ejemplo, es un gran importador de carne de res brasileña. No podemos reemplazar ese mercado de un día para otro”.

En una conversaci­ón que la policía grabó en secreto, dos propietari­os de empacadora­s de carne más pequeños supuestame­nte discutían sobre agregar 2 mil kilogramos de cabezas de cerdo a la mezcla de las salchichas. “Está prohibido utilizar en las salchichas la carne de la cabeza”, reconoció uno. “Sí, pero solamente serían 2 mil kilos para completar”, dijo el otro, de acuerdo con la orden judicial.

La misma compañía, Peccin, supuestame­nte también cubrió el olor de la carne podrida al agregar cantidades excesivas de ácido.

China, Hong Kong, Japón, Canadá, México, la UE, Egipto y Chile suspendier­on compras

 ??  ?? Un empleado de la agencia de salubridad chilena inspeccion­a los cárnicos brasileños.
Un empleado de la agencia de salubridad chilena inspeccion­a los cárnicos brasileños.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico