El Día Mundial del Síndrome de Down
La ONU, “reconociendo la dignidad inhe- rente, la valía y las valiosas contribuciones de las personas con discapacidad intelectual como promotores del bienestar y de la diversidad de sus comunidades, y la importancia de su autonomía e independencia individual, en particular la libertad de tomar sus propias decisiones…”, a partir de 2012 designó el 21 de marzo como el Día del Síndrome de Down.
Tres cromosomas en el par 21 definen al síndrome y como marzo es el tercer mes, precisamente el día 21 fue declarada fecha tan simbólica. Además, ¡el día del inicio de la primavera! Coincidencia emotiva que invita a reflexionar, pues nada grande puede florecer en la sociedad cuando no se cuida, apoya ni respeta a sus grupos en situación de especial vulnerabilidad.
En el mundo existen 6 millones con esta alteración genética y la incidencia es de 1 de cada mil 100 recién nacidos (ONU). Pero, gracias a los avances médicos y educativos, hoy pueden aspirar a una existencia feliz como cualquier ser humano y su promedio de vida supera los 50 años.
Así, sus capacidades y talentos han llevado a muchos a alcanzar buenos éxitos en los negocios, las artes, los deportes y el matrimonio… poco a poco se ha ido incluyendo a estas personas maravillosas en todos los ámbitos del desarrollo individual y colectivo.
Con la experiencia de mi amado hijo Eric, veo los avances de los últimos 30 años y mi asombro es justificado; sin embargo, todavía falta camino por recorrer porque persiste el abuso físico, económico, social y sexual hacia estas personas… son víctimas cuatro veces más en comparación con quienes no tienen discapacidad.
Promulgar leyes e impulsar programas pertinentes para su inclusión son tareas que han de profundizarse, pero serán insuficientes si no vienen acompañados de la decisión política y el presupuesto necesarios para asegurar su cumplimiento.
Estoy convencida de que estas personas tienen la hermosa misión de humanizar a nuestra sociedad, comenzando por su simple existencia. Para ellos hablar, leer, escribir, caminar, bailar, hacer un deporte o tocar un instrumento musical, constituye una verdadera hazaña y paradigma para quienes hemos nacido con mejores condiciones para afrontar la vida… por ejemplo, ahí está la banda rockera Motxila 21.
Y rindo homenaje a las mujeres y los hombres que tienen el síndrome, pero sobre todo a quienes los procuran con convicción, información y respeto a su dignidad, pues “esos héroes multiplican el amor, allí donde están… y nadie ama tanto como el que ama a una de estas criaturas” (JJ Benítez, Caballo de Troya 9). M