Milenio

Aguilar Camín

- RAFAEL PÉREZ GAY rafael.perezgay@milenio.com Twitter: @RPerezGay

Me invitaron a participar en la ceremo- nia de entrega de la Medalla Bellas Artes a Héctor Aguilar Camín. El estado cultural reconoce a uno de nuestros escritores notables, pensé: voy encantado. El otro ponente, Luis Miguel Aguilar.

Me puse a revisar entre los textos que he escrito sobre la obra de Aguilar Camín y encontré cuatro: uno leído en ocasión de la primera década de La guerra de Galio. Lo imprimí. Encontré otro texto para el día en que se presentó Mandatos del corazón, un desprendim­iento de las Historias conversada­s, ese género de cuento largo o novela corta entre los que se cuentan piezas admirables, lo imprimí; luego me topé con otro sobre las novelas de Aguilar Camín que leí en Santillana del Mar en un encuentro-homenaje a escritores de Alfaguara, Lecciones y Maestros, lo imprimí y recordé otro que leí cuando le otorgaron a Héctor el Premio Fernando Benítez en la FIL; busqué otro que yo considerab­a el mejor de todos, pero no lo encontré: está perdido. Siempre pasa así: lo mejor se pierde para siempre.

Un poco por fanfarrón y otro poco por inseguro, metí los cuatro textos en un fólder. De paso, pensé, se los enseño al autor, que caerá de espaldas cuando vea mis iluminacio­nes sobre su obra. Había decidido leer el texto canónico sobre las novelas de Aguilar Camín, un cuerpo narrativo que considero una parte de lo mejor de la literatura mexicana.

Empecé a leer de mi ronco pecho, literalmen­te ronco después una influenza salvaje. Qué bien suena mi texto, me dije cuando empecé. El ensayo se llama “La pródiga fantasía de lo real”: “La obra de Aguilar Camín ha seguido el camino de dos pasiones literarias, dos amplias avenidas temáticas: las redes del poder y las intensidad­es del amor, los secretos de la vida pública y los misterios de la intimidad”.

Pequeño problema: leí el texto sobre los cuentos de Aguilar Camín, en especial uno que cuenta una historia que mi padre le contó a Héctor, Mandatos del corazón, y no el ensayo sobre las novelas. Freud: baja y ayúdame a poner este acto fallido en el centro de mi alma, pensé y seguí leyendo. No estuvo mal: siempre he creído que Aguilar Camín es un cuentista mayor, un gran narrador de historias cortas que él mismo quiere a veces esconder.

A fin de cuentas, con cualquier texto que yo hubiera leído la conclusión sería la misma: Aguilar Camín es un gran escritor. M

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