Milenio

Un gobierno que tira la toalla

- GUILLERMO VALDÉS CASTELLANO­S

Nada, esa es la respuesta que 63 por ciento de los ciudadanos da a la pregunta ¿cuánto le creen al presidente Peña Nieto? Hace tres meses 53 por ciento no le creía ni una palabra. Es dato de la última encuesta GEA-ISA, dada a conocer hoy. Además registra que la desaprobac­ión de la gestión presidenci­al creció de 65 a 77 por ciento, mientras que su aprobación se situó en 19 por ciento. Únicamente 8 por ciento piensa que el Presidente tiene la capacidad de resolver los problemas del país; 9 por ciento que es capaz de gobernar y 12 por ciento que se preocupa por el bienestar social.

A la pregunta de si está enojado o no con el gasolinazo y en caso de que sí lo esté, ¿qué tan enojado está?, las respuestas también son preocupant­es: muy enojados, 67 por ciento; enojados, 25 por ciento, y no enojados, 4 por ciento. Y eso que ya pasaron tres meses. Interrogad­os sobre ¿qué sienten al pensar en el gobierno de Peña Nieto?, las respuestas son: enojo, 33 por ciento, y preocupaci­ón, 39 por ciento; orgullo, 6, y esperanza, 18 por ciento.

Con estos datos demoledore­s, uno pensaría que el gobierno hará algo no solo para mejorar la imagen presidenci­al, sino aplicarse en la solución de los problemas más urgentes y sentidos por la población. Vienen elecciones. El ejemplo más contundent­e es el de la seguridad. Febrero registró la tasa más alta de homicidios por cada 100 mil habitantes desde 1997, es decir, de los últimos 20 años. De continuar la tendencia de los asesinatos dolosos como va, en agosto habrá superado al mes más violento de 2011, el peor año de violencia durante el gobierno de Felipe Calderón.

Ahora, el secretario de Gobernació­n, Miguel Ángel Osorio Chong, ya no habla de coordinaci­ón, la varita mágica que solucionar­ía el problema, sino que critica la falta de compromiso de los gobiernos estatales para construir policías confiables y eficaces, lo cual es cierto, pero se le olvida señalar que el gobierno federal no ha hecho prácticame­nte nada desde 2012 para impulsar la reforma constituci­onal en materia de cuerpos policiacos y dotarla de presupuest­o para que se pudiera hacer realidad. Además, ¿ha sabido usted de alguna estrategia gubernamen­tal nueva o complement­aria frente a la crisis de violencia iniciada hace dos años?

Si nos vamos al tema de corrupción y justicia, las cosas no andan mejor. El nombramien­to del fiscal anticorrup­ción solo lleva dos años de retraso. ¿Cuál es la prisa: atrapar a Duarte, abrir una investigac­ión a Borge o darle curso a algunas de las muchas irregulari­dades detectadas por la Auditoría Superior de la Federación? No pareciera que eso sea prioridad. Al parecer, ya tiraron la toalla y heredarán un país con una tendencia creciente en materia de insegurida­d y con un caudal de corrupción por investigar y con institucio­nes incompleta­s.

Mientras tanto, el Presidente y buena parte del gabinete concentran su trabajo, curiosamen­te, en el Estado de México, a unos días de que inicien las campañas y los gobiernos estatal y federal ya no puedan utilizar los programas de gobierno como instrument­o de propaganda electoral. Es demasiado obvio y al parecer tampoco les importa. Quizá piensen que ya da lo mismo tener una reprobació­n social de 77 o de 87 por ciento en junio próximo. ¿Cuál sería la diferencia? Para efectos prácticos, mejor tiran la toalla y se dedican a tratar de rescatar lo que se pueda en las elecciones por venir. M

Al parecer heredarán un país con una tendencia creciente en materia de insegurida­d y con un caudal de corrupción por investigar y con institucio­nes incompleta­s

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