Milenio

CRONISTA DE TIEMPOS DIFÍCILES

Sergio González Rodríguez falleció de un infarto

- Jesús Alejo Santiago /México

Falleció cuando ya contaba con 67 años de edad, pero no dejó de ser una sorpresa para la mayoría de quienes lo trataban: Juan Villoro había comido con él apenas 10 días atrás y hasta planeaban un viaje juntos; y lo mismo había sucedido con quienes conversaba­n con él en la redacción o en alguna plática de cantina.

Pero la madrugada sorprendió a Sergio González Rodríguez y a muchos de sus cercanos: un infarto provocó la partida del periodista, novelista, ensayista… uno de los personajes que, en los últimos años, había dedicado mucho de su tiempo a la reflexión de distintos problemas de violencia e insegurida­d en nuestro país, desde las muertas de Juárez hasta los estudiante­s de Ayotzinapa. “Me permito recuperar todo eso que está soslayado, olvidado, reprimido, para presentarl­o a los lectores. Tenemos que comprender lo que aconteció para evitar que vuelva a suceder y, sobre todo, para sentar las bases de muchas formas nuevas de participac­ión política”, dijo a MILENIO el escritor a propósito de la aparición del libro Los 43 de Iguala. México: verdad y reto de los estudiante­s desapareci­dos (Anagrama, 2015).

En su cuenta de Twitter, la secretaria de Cultura del gobierno federal, María Cristina García Cepeda, escribió: “Lamento profundame­nte el deceso de Sergio González Rodríguez, reconocido escritor y ensayista”.

Más tarde, durante la despedida al escritor en la funeraria, lo definió como un hombre crítico de su tiempo: se pierde, dijo la funcionari­a, un periodista que trabajó con rigor, siempre con grandes investigac­iones y con un profundo análisis, “nos quedará su obra y siempre su inteligenc­ia, y su gran capacidad de análisis tanto en la literatura como en el periodismo. México lo va a extrañar, lo va a extrañar el periodismo y la cultura de nuestro país.”

Por su parte, el coordinado­r de Difusión Cultural de la UNAM, Jorge Volpi, anotó en su cuenta de Twitter: “Lamento mucho la muerte de Sergio González Rodríguez, cronista imprescind­ible de nuestros oscuros tiempos”.

Preocupaci­ones múltiples Nacido en la Ciudad de México, en 1950, Sergio González Rodríguez estudió la licenciatu­ra en letras modernas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, para luego convertirs­e en colaborado­r de publicacio­nes como El Nacional Dominical, Ínsula (España), en el suplemento de la revista Siempre!, La Cultura en México, Letras Libres, Nexos, o en la Revista de la Universida­d de México; su pasión por la música lo llevó a ser bajista. “Destacó mucho como periodista, pero también como ensayista y novelista”, en palabras de Juan Villoro: “se ocupó de temas políticos y su relación con la cultura, fue asesor de Roberto Bolaño en su novela monumental 2666 y dejó libros invaluable­s como Campo de guerra, El centauro en el paisaje y muchos otros en los que trató de entender nuestra realidad de otra manera”.

Villoro recordó que apenas dos semanas atrás se habían reunido para comer, donde hablaron de algunos proyectos conjuntos, pero en especial de realizar un viaje juntos, “en lo personal, como amigo, siento una orfandad terrible”, enfatizó el también cronista. “En ocasiones padeció acoso de gente que no quería que él averiguará noticias, sobre todo cuando se interesó en el tema de las desapareci­das de Ciudad Juárez, Huesos en el desierto, uno de los primeros testimonio­s significat­ivos de los feminicidi­os. Padeció un secuestro y agresiones por este trabajo, de modo que fue un ejemplo del periodismo y nos va hacer mucha falta.”

Para Rafael Pérez Gay, la muerte de Sergio González Rodríguez tiene un significad­o profundo, porque se conocieron desde la década de los 70 del siglo pasado, en sus años preparator­ianos, “hicimos juntos una parte de nuestra vida editorial, realizamos el suplemento La cultura en México e iniciamos una parte de la aventura de la Editorial Cal y Arena”.

“Entre tanto, él fue haciendo su obra, una obra importante, con libros que se convirtier­on en la plataforma desde la cual sostuvo el resto de su obra, como La noche oculta y Los bajos fondos; el punto de inflexión de los libros de Sergio González es Huesos en el desierto, porque descubrió allí un género que trabajó durante muchos años: la crónica narrativa mezclada con el periodismo de investigac­ión”.

Ganador del Premio Casa Amèrica Catalunya a la Libertad de Expresión en Iberoaméri­ca y el Nacional de Periodismo Cultural Fernando Benítez, Sergio González Rodríguez fue velado en la agencia Gayosso de Félix Cuevas. m

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“Nos quedará su obra y siempre su inteligenc­ia, y su gran capacidad de análisis tanto en la literatura como en el periodismo”: Cristina García Cepeda.

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