¿Una mujer en Toluca?...

La atención mediática del país está puesta en la elección del Estado de México. Pero el desprestigio de las encuestas, en las que pocos confían, ha nublado el panorama. Nadie sabe, a ciencia cierta, cómo van a votar los mexiquenses.

También se desconoce hasta dónde está dispuesto a llegar el presidente Peña para conservar en el poder al Grupo Atlacomulco.

Asimismo, tampoco sabemos hasta dónde llegarán los partidos de la oposición si les roban la elección.

En cambio, la mayoría de los observadores sí están seguros de que lo que ocurra en aquel enorme territorio electoral, afectará el ánimo político nacional.

Desde luego, lo deseable es que las elecciones se lleven a cabo de manera pacífica, que vote la mayoría de los electores y que las autoridades respeten escrupulosamente la voluntad de los votantes, dando el triunfo a quién logre la mayoría.

Pero no podemos desconocer lo que ha ocurrido en otras elecciones recientes, donde antes, durante y después de los comicios se ha logrado deformar la voluntad ciudadana.

Así lo afirma, por ejemplo, el testimonio del ex presidente nacional del PRI Humberto Moreira, en el sentido de que en la elección de 2006 el resultado fue alterado.

Pero, más allá de confesiones a toro pasado, todos conocemos cómo el dinero público, el miedo inducido y la necesidad de los pobres, han sido utilizados para manipular.

Es motivo de escándalo, también, cómo los organismos y los tribunales electorales han ido perdiendo la independencia con la que fueron diseñados, para subordinarse después a la partidocracia.

Por tanto, para que el resultado en el Estado de México sea legítimo y legal, la mayor responsabilidad descansará en la voluntad política del Presidente de la República: ¿querrá un fin pacífico y ordenado de su mandato, preferirá jugarse el todo por el todo?

Ahora bien, si de lo que se trata es de hacer pronósticos, el nuestro, sin duda alguna es que los próximos seis años gobernará una mujer en Toluca. M