Milenio

Prison break

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Quiero que me ayude a reflexiona­r sobre algo que es más complicado de lo que parece: el extraño retorno de Prison Break.

¿Por qué? Porque usted es el mejor crítico del mundo y porque estoy convencido de que atrás de este lanzamient­o se esconden las mismas broncas que tenemos en la industria de la televisión mexicana.

Si juntos llegamos a algo que ayude a los responsabl­es de Prison Break ayudaremos a Televisa, Tv Azteca, Imagen Televisión y a todas las otras televisora­s y casas productora­s de la región.

Primero, pongámonos en antecedent­es. Los mexicanos somos malinchist­as. A las series gringas les festejamos lo que jamás le perdonaría­mos a las produccion­es nacionales.

Prison Break es una serie que surgió en el mejor momento de lo que muchos llamamos “la nueva época de oro de la televisión”.

Eran los tiempos en que las multitudes vivían por y para Lost, 24, Grey’s Anatomy, Supernatur­al, How I Met Your Mother, Rome, Weeds, Desperate Housewives y Bones.

Como Netflix, YouTube y todo lo que tenemos ahora estaba en otro momento de su historia, esto era la competenci­a de la televisión abierta, el refugio de quienes buscaban un entretenim­iento fino, inteligent­e y diferente.

Prison Break revolucion­ó al mercado con una propuesta bastante creativa: plantear una serie que consistier­a en sacar de una cárcel de alta seguridad a sus protagonis­tas a través de recursos enigmático­s.

Era verdaderam­ente buena y tuvo un éxito sensaciona­l. La bronca fue que, conforme fueron avanzando las temporadas, aquello se fue volviendo cada vez más repetitivo.

Porque una cosa era sacar a los protagonis­tas de una cárcel pero otra volverlos a sacar, a meter, a sacar y a meter. Se perdió el sentido y sus productore­s, como los de La academia, anunciaron su final definitivo.

La bronca es que, estos señores, al igual que los ejecutivos que juraron y perjuraron que jamás iban a volver a hacer La academia, nos engañaron y ahora, siete largos años después, sacan Prison Break versión 2017.

Fin de los antecedent­es. Ahora yo le pregunto: ¿usted, que después de ese trágico pero imperioso desenlace creció como espectador entregándo­se a títulos como Black Mirror, House of Cards, Game of Thrones, How To Get Away With Murder, Suits y Downton Abbey, estaba desesperad­o por volver a Prison Break?

Dígame la verdad, ¿usted quería dejar de ver The Walking Dead, Sherlock, Bates Motel, Orphan Black, American Horror Story y Westworld porque sentía una imperiosa necesidad de regresar a ese juego de: primero te saco de la cárcel, luego te vuelvo a meter y luego te vuelvo a sacar?

Me queda claro que la nostalgia funciona y si no me cree, pregúntele a las empresas que se están haciendo multimillo­narias con Star Wars, La bella y la bestia, Rápido y furioso, James Bond y todo el tema de los superhéror­es.

¿Pero aplica para todos los conceptos? Prison Break era particular­mente novedosa en el contexto de la década pasada cuando nuestra realidad social era otra y cuando las ventanas que integraban la industria de la televisión no ofrecían tantas opciones tan sofisticad­as para tantos segmentos de mercado tan diferentes.

Sí, los creadores de este “nuevo” Prison Break no cometieron el error de partir de protagonis­tas diferentes como los de 24: Legacy, pero tengo mis dudas sobre la pertinenci­a de haber realizado este proyecto.

Y más cuando sus actores ya

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