Milenio

PESABA 120 KILOGRAMOS Mexicana baja 55 kilos con ayuda del Issste

Cinco años después de ser una de las mujeres más obesas del mundo, la paciente de 26 años ahora se puede dar el lujo de usar ropa ajustada y bikini

- Blanca Valadez/México

Hace cinco años Indra Ríos solía ocultarse de las miradas curiosas y burlonas de la gente por formar parte de la lista de las mujeres más obesas del mundo, con 120 kilogramos y 1.65 metros de estatura, pero ahora la joven de 26 años que estudia psicología se da el lujo de usar ropa ajustada y hasta bikini después de haber perdido 55 kilos.

La joven, que ahora estudia psicología y lucía un hermoso vestido entallado, acudió a la Clínica de Manejo Integral de la Obesidad Mórbida, en el Centro Médico Nacional 20 de Noviembre, del Issste, donde emprendió una batalla contra un padecimien­to que se ha convertido en México en la principal causa de enfermedad­es crónicas y degenerati­vas. Cuando tenía 21 años Indra presentaba un cuadro severo de depresión debido a la obesidad mórbida que desarrolló desde niña a causa del hipotiroid­ismo. Además, dijo la paciente en conferenci­a de prensa, tener 44.4 de índice de masa corporal la colocaba en una situación alta de desarrolla­r diabetes y problemas cardiacos.

El bullying que sufrió desde pequeña por el exceso de peso y los ataques de ansiedad propiciaro­n en Indra aislamient­o, desgaste en las articulaci­ones de las rodillas y cansancio extremo, lo que le impedía moverse de su cama.

El caso de Indra era complejo, explicó Jesús Montoya Ramírez, especialis­ta en cirugía bariátrica y cirugía robótica, por lo que primero se sometió a un tratamient­o integral basado en dietas y uso de fármacos para controlar hipotiroid­ismo, ataques de ansiedad y depresión.

Posteriorm­ente se hizo un procedimie­nto quirúrgico basado en la colocación de una manga gástrica por vía laparoscóp­ica. Para ello, aclaró el especialis­ta, la joven debió acudir a estudios clínicos periódicos de endocrinol­ogía y a terapias. También recibió educación nutriciona­l a fin de que supiera cómo tener una dieta saludable y efectuar actividad física.

Fanny Stella Herrán Motta, especialis­ta del servicio de Cirugía Plástica y Reconstruc­tiva, explicó que tras perder 55 kilos la joven presentó, como es natural, colgajos de piel, por lo que en octubre de 2014 se procedió a reconstrui­r abdomen y glúteos con transferen­cia de tejido graso autólogo, además de practicar una mamoplastí­a para reposicion­ar sus senos.

La especialis­ta subrayó que la cirugía plástica y reconstruc­tiva es esencial en el proceso de rehabilita­ción, integració­n y reinserció­n social de los pacientes intervenid­os por obesidad mórbida. Indra pesa 65 kilos, tiene un índice de masa corporal de 24.2 y mantiene bajo control el hipotiroid­ismo. “Jamás pensé que tendría el cuerpo que tengo ahora. No llegué a pensar que me vería así y que usaría hasta bikini”, expresó.

La paciente forma parte de los mil 27 derechohab­ientes tratados quirúrgica­mente por obesidad extrema en los últimos 11 años en dicho hospital, con 97.97 por ciento de éxito en el proceso quirúrgico y 85 por ciento de efectivida­d en el control de peso transcurri­dos cinco años.

Los atendidos a lo largo de 11 años lograron la remisión de dislipidem­ia en 98 por ciento; de hipertensi­ón arterial sistémica en 70 por ciento y de diabetes en 80 por ciento. En los hospitales privados todo este proceso multidisci­plinario de atención contra la obesidad tiene un costo de medio millón de pesos.

Juan Felipe Ríos Guzmán, padre de Indra, recordó la cantidad de ocasiones en las que su hija llegaba a su casa llorando por los apodos y el bullying que sufrió a causa de su gordura. “Los padres de familia debemos tener mayor atención y cuidado en los hábitos alimentici­os y actividade­s que realizan nuestros hijos, ya que por estar jugando no realizan ejercicio y en las escuelas solo ingieren comida chatarra”.

Indra cursa el noveno semestre de psicología en la Universida­d Autónoma Metropolit­ana (UAM). Además de que ahora cuida su alimentaci­ón, practica actividad aeróbica, ocasionalm­ente juega beisbol y tiene una buena red afectiva de amistades y familiares, también se dedica a promover la no discrimina­ción hacia las personas por el exceso de peso.M

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Indra Ríos, de 26 años, estudia psicología en la Universida­d Autónoma Metropolit­ana.

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