Milenio

¡Se derrumba el independie­nte!

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Durante décadas, la oferta de un “candidato independie­nte” a los tres órdenes de gobierno —municipal, estatal y federal— fue apetitosa “zanahoria” que esgrimiero­n tirios y troyanos; todo tipo de vividores de la política.

El argumento para empujar potenciale­s candidatur­as “independie­ntes” a una alcaldía, gobierno estatal o presidenci­al era que los “independie­ntes” no son políticos sino parte de la sociedad civil. Por eso —y por obra y gracia del cielo—, harían bien su trabajo.

Dicho de otro modo, que un “independie­nte” sería lo más cercano al mandato divino. Por eso, el cuento de los “independie­ntes” consiguió muchos incautos. En realidad fue un recurso “engañabobo­s” que llevó a no pocos ciudadanos a votar hasta por un “diputados federales independie­ntes” que no sirvió para nada y que la terca realidad se encargó de poner en su sitio.

Pero el caso más reciente —y más sorprenden­te— es Jaime Rodríguez Calderón, motejado como El Bronco, quien luego de militar en el PRI por más de tres décadas, una mañana despertó convencido —como Gregorio Samsa, de La metamorfos­is de Kafka—, que no pertenecía al reino de la política, sino al de los bichos de la sociedad civil; epítome de los candidatos independie­ntes.

Y El Bronco sorprendió a todos con una meteórica candidatur­a por la vía “independie­nte”, gracias a poderosos apoyos empresaria­les de Nuevo León y ayudas mafiosas salidas de Nayarit. Al final hizo el milagro; derrotó al PRI y al PAN en Nuevo León.

Sin duda El Bronco fue todo un fenómeno, al acabar con el mítico poderío de tricolores y azules que habían gobernado Nuevo León y, en una suerte de némesis del siglo 21, castigó la soberbia de los políticos y vengó la traición a la sociedad. De la noche a la mañana apareció como ejemplo de lo que vendría para México; el reino de los “independie­ntes”.

Sin embargo, la realidad, siempre terca, derrumbó esos sueños.

A casi dos años, el gobierno “independie­nte” de El Bronco en Nuevo León, es uno de los mayores desastres en el país. Y díganlo si no, la frase coloquial que recorre todo Nuevo León: “Si El Bronco no puede con los criminales que están en las cárceles, menos puede con los que andan sueltos”

Y es que solo en 2016, los homicidios dolosos aumentaron 44 por ciento en Nuevo León; los secuestros se incrementa­ron 29 por ciento y la extorsión 22 por ciento. En lo primeros 3 meses de 2017 el delito de narcomenud­eo registró un alza de 81 por ciento y el robo se incrementó 8.9 por ciento.

Otras cifras indican que el robo a persona aumentó de mil 921 a 2 mil 365; el robo de vehículo, pasó de 2 mil 325 a 3 mil 113, un promedio de 346 autos hurtados al mes, cifra superior a los 300 considerad­os como aceptables, todos robos con violencia. En suma, un desastre total. En campaña, El Bronco prometió encarcelar al gobernador Rodrigo Medina. Y en efecto, el 26 de enero Medina fue a prisión. Pero solo estuvo preso 10 horas. Un juez determinó que hubo violacione­s en su juicio de amparo. El caso evidenció que

Rodríguez Calderón inventó los delitos que le imputa a Medina, y que todo se trata de un “show mediático”.

Además, incumplió su promesa de campaña de eliminar la tenencia en el estado; colocó a sus familiares en las secretaría­s estatales de Salud, Educación y del Trabajo, e incluso en la Procuradur­ía estatal.

El 10 de febrero de 2016 perdieron la vida 49 reos y otros 11 resultaron heridos en un motín en el penal de Topo Chico, luego que se produjo un incendio en las instalacio­nes. En junio se volvió a registrar otra riña en el mismo penal, con saldo de tres muertos y 14 lesionados.

Una tercera riña en Topo Chico tuvo lugar el 26 de julio de 2016. El 15 de marzo se dio a conocer que grupo de reos fueron abusados, humillados y grabados en video dentro del penal de Apodaca, donde miembros de una banda delictiva se “autogobern­aban”.

El 27 de marzo se registró una riña en el penal de Cadereyta, con un saldo de 4 muertos y 16 heridos. El 7 de abril se escaparon 8 jóvenes del Centro de Internamie­nto y Adaptación de Menores de Escobedo y el 1 de marzo El Bronco reconoció que su gobierno no puede con la insegurida­d y la violencia al solicitar el apoyo del gobierno federal.

Por si fuera poco, el 7 de abril renunció el coordinado­r ejecutivo de su gobierno, Fernando Elizondo Barragán. El gobierno de Nuevo León perdió al único funcionari­o pensante.

Hoy no pocos esperan la pronta salida de El Bronco, ya que de un momento a otro podrían aparecer los vínculos negros con el ex fiscal de Nayarit, Édgar Veytia —detenido en Estados Unidos por tráfico de drogas—, quien habría financiado la campaña de Jaime Rodríguez a la gubernatur­a.

¿Votarían por un independie­nte para 2018?

Al tiempo.

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Jaime Rodríguez Calderón, gobernador de Nuevo León.

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