¡México vencerá corrupción y violencia!
Las modernas tecnologías de la comu- nicación hacen que las noticias corran como reguero de pólvora traspasando toda frontera, sobre todo aquéllas que más lastiman a nuestras sociedades.
Así fue con la detención de dos ex gobernadores mexicanos que tienen cuentas pendientes con la justicia —incluso uno de ellos aquí en Estados Unidos— por una serie de graves tropelías y actos de corrupción. Aunado a ese tipo de sucesos, por estas latitudes es constante la información que fluye sobre la inseguridad y violencia de algunas regiones de México.
Y estadunidenses de diversas actividades, que saben soy orgullosamente mexicana, se acercan para indagar sobre qué está sucediendo en mi país de nacimiento; unos con sano interés y otros con intención de criticar…
A todos intento dar una respuesta objetiva; por ejemplo, sobre el tema delincuencial les hago notar que parte fundamental de sus causas está ligada al elevado consumo de drogas que tenemos en la Unión Americana y al enorme tráfico ilegal de armas hacia nuestro vecino del sur y, por supuesto, a la corrupción que también está presente por acá —y no pocos de ellos se quedan meditando.
Pero más allá de hechos particulares, les expreso que no dudo que en años próximos México va alcanzar mejores niveles de progreso y bienestar. Y no solo es un deseo...
Tengo el privilegio de recorrer constantemente la geografía de México y dialogar con mujeres y hombres de todos los sectores industriales y de servicios, partidos políticos, instituciones educativas y centros de investigación, organizaciones no gubernamentales, profesionales y trabajadores; en especial, me enriquece y fortalece conversar con los jóvenes…
Y el denominador común en dichos encuentros es motivante y alentador: a pesar de tantos problemas y desafíos, creo que la gran mayoría de los mexicanos no ha sido vencida por la fatalidad, la desesperanza ni el conformismo; al contrario, existe un genuino deseo de participar y luchar por la transformación positiva de la realidad, avanzando firmemente en el combate a la corrupción y a la impunidad y en el fortalecimiento de la cultura de legalidad.
¡Somos muchísimos más los buenos que los malos!, coloquialmente me expresan… Pero este cambio tendrá que consumarse por la vía de las instituciones y la presión de la sociedad civil —con el apoyo de los medios.
Y entiendo ha comenzado la instrumentación de un nuevo modelo educativo y un sistema nacional anticorrupción. Inmejorable camino: educación y aplicación de la ley son las principales herramientas para impulsar un desarrollo equitativo y sostenible… M