¿Todos contra Perelló?
En Wikipedia leemos la actualización de Marcelino Perelló Valls, destituido del programa Sentido Contrario, en Radio UNAM, debido a “un escándalo mediático por la polémica desatada cuando en su programa hizo una serie de comentarios misóginos y sexualmente degradantes en contra de víctimas de violación”. Además, circula una carta que pide al rector de la UNAM la destitución de Perelló Valls como maestro de matemáticas, por lo mismo.
Parece que lo correcto es denostarlo, acabarlo, desaparecerlo al viejo estilo de la Santa Inquisición, pero ahora vía las redes sociales, para que las instituciones tiemblen ante huestes que claman sangre.
No escribiré a su favor, pero tampoco en su contra. No lo conozco, no es mi amigo ni lo admiro por su participación en el movimiento estudiantil del 68. Estoy contra el aniquilamiento de cualquier ser humano que jamás cometió un crimen o, en este caso, haya violado a una mujer. Habló de más, sí. Alentó la violación contra las mujeres, también. Igual esa sociedad machista y misógina tendría que ir al juzgado por igual delito, incluidas mujeres de doble pensamiento que andan de feministas —pero trabajan o trabajaron con Perelló o Brozo, otro machito, y ahora los rechazan.
Es tremendo escuchar en la radio “si no hay verga, no hay violación”. Se mató solito, sin red de contención. Lo sacaron del programa radial y le cancelaron —¿censuraron?— un libro en una editorial. ¿Más? Conozco crímenes peores que una declaración, sí, misógina, inapropiada, lejos de la democracia civil pretendida. Hablar de más fue su delito, peor, para un medio de comunicación. Vayamos entonces contra la Televisa de Carmen Salinas o Adrián Uribe que, en las noches, pronuncian frases dignas de su destronamiento. También en MTV, con Acapulco Shore, denigrante.
Vamos contra todos, aquellos que incitan la violación a mujeres, o el odio que termina en crimen hacia gays. Rompamos la hipocresía mexicana de buscar justicia del lado cómodo. Luchemos contra instituciones privadas y públicas que no ejercen las leyes, tal cual. Ahí sí le entró. No contra un “histórico” del 68 que perdió la veleta de los tiempos actuales sobre los derechos humanos de todos y todas, sin exclusión.
En Facebook me dijeron hasta de lo que me iba a morir por simplemente recordar el alud de denostaciones y linchamiento virtual a Perelló, que se dio a la fama por sus declaraciones, eso, cuando ya casi nadie nos acordábamos de él por ser “histórico”.
Es indefendible, sí, pero el odio nunca ha sido un buen juez. Basta de sangre. M