Cómo lucrar con el resentimiento
Una de las fortalezas de Movimiento de Regeneración Nacional, ligeramente vulnerada en días recientes, es la superioridad moral respecto de sus adversarios. Eso le permite jugar en una doble vía. Por un lado, se acoge a los beneficios y privilegios que ofrece el sistema a un partido político tradicional y, por otro, se ubica desde una posición irrefutable por intangible como es la de la honestidad y probidad en la función pública, terreno en el que sus adversarios, por el desgaste natural de años y en algunos casos décadas del ejercicio del poder, no son competitivos.
Los casos distintos, pero ambos presuntamente delictivos de Eva Cadena y Delfina Gómez, ponen en duda las premisas extrapolíticas de Morena. Desde un punto de vista tradicional no son mejores sus diagnósticos ni sus propuestas. En el ángulo de experiencia de gobierno habría que retomar y recordar el desempeño aberrante de personajes que hoy integran Morena, Martí Batres y su leche Betty o Claudia Sheinbaum y la reserva de información de sus segundos pisos. Que se rodee López Obrador de algunos nombres que dicen algo a segmentos socioeconómicos no afines no mejora gran cosa su herramental de buen gobierno, de saber hacer.
Sin embargo, los casos de Eva Cadena y Delfina Gómez, como lo demuestra la secuencia de acontecimientos de los videos de 2004, no inciden en la creencia, que eso es, de la militancia lopezobradorista. Intelectualmente torpe, como lo ha sido toda la vida, López Obrador exculpa los hechos al evidenciar intenciones. Pero la recepción del dinero ahí está en el video. El despojo de los salarios de trabajadores de Texcoco ahí está en los documentos firmados por Delfina. Es legítima la intención de los adversarios de AMLO, pero es ineficiente.
López Obrador encarna la aspiración de poder de miles y millones de conductas personales regidas por la conciencia de ser víctimas y de la culpabilidad del otro. Por eso la ensalada socioeconómica que ha logrado aglutinar en donde el concepto central es la noción de privación relativa. El resentimiento de un empresario o de un político en receso puede ser un motivo más intenso que el hambre y la necesidad objetiva básica. Los adversarios de López Obrador, que son muchos y que quisieran actuar de manera concertada, si no entienden ese sentimiento de lo que se pudo llegar a ser, no podrán ni con 20 videos de transacciones rutinarias en campaña afectar la credibilidad de quien encabeza esa cruzada de resentimiento y que por diferentes motivos abarca con igual intensidad los niveles socioeconómicos más distanciados entre sí y hermana la ignorancia más absoluta con posgrados.
Decía Trump en su campaña que podía salir a las calles de Nueva York, matar a alguien y hacerlo con absoluta impunidad. Le alcanzó porque dijo de sus adversarios lo que otros deseaban decir de ellos, en una enorme heterogeneidad electoral. Eso es lo que hace López Obrador, aglutina el sentido de pérdida, no necesariamente económica, y alimenta el tan irracional como natural deseo de venganza. El tema de la falsa honestidad puede acotar el crecimiento de AMLO que básicamente sigue intacto. M