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Esto sucedió al final de su primera y breve jornada en El Cairo, adonde llegó ayer a primera hora y que abandonará hoy.
El pontífice eligió un centro teológico fundamental del islam suní, la Universidad de Al Azhar, el centro islámico más antiguo del mundo y en un país de abrumadora mayoría musulmana para repetir el mensaje de que la religión no puede ser utilizada para justificar el terror.
“Repitamos un ‘no’ fuerte y claro a cualquier forma de violencia, venganza y odio cometidos en nombre de la religión o en nombre de Dios”, dijo el pontífice.
En esta institución de referencia islámica, con la que se han acrecentado las relaciones tras el enfriamiento que se produjo durante el pontificado de su antecesor Benedicto XVI (2005-2013), el papa llamó a los responsables religiosos a “desenmascarar la violencia que se reviste de presunta sacralidad”. “Es imprescindible excluir cualquier posición absoluta que justifique formas de violencia. La violencia, de hecho, es la negación de toda religiosidad auténtica”, defendió el papa.
Por otro lado, Francisco y el papa copto Teodoro II firmaron en El Cairo una declaración conjunta por la cual los fieles bautizados —según cada rito— no tendrán que volver a pasar por este sacramento si quieren unirse a la otra Iglesia. m