STEALTHING: EL “JUEGO ERÓTICO” ILEGAL
Reporta la agencia de noticias RTS que, en Suiza, un hombre de 47 años fue condenado por violación tras quitarse el preservativo cuando practicaba sexo con una mujer que conoció en Tinder. El tribunal penal dictaminó que “si se había previsto el sexo con preservativo y luego éste no llegaba a usarse, se trataba de abuso sexual”, por lo que se le castigó con un periodo de 12 meses de libertad condicional.
Aunque parece una situación aislada, resulta que eso de quitarse el condón durante el encuentro erótico sin avisarle a la pareja se está volviendo una tendencia. Incluso ya tiene nombre: se le llama stealthing y puede poner en riesgo la salud de miles de mujeres y hombres que lo practican, además de que es un abuso sexual por parte de quien lo comente.
Alix Fox, experto de la marca Durex, le dijo al Huffington Post de Reino Unido que ya es considerada una “práctica sexual de moda”, y no solo pasa entre las parejas heterosexuales sino también entre las homosexuales. Hay grupos en la red que están defendiendo y hasta promoviendo que se lleve a cabo, argumentando que tienen “derecho de esparcir su semilla”. El asunto es que una práctica erótica sana debe ser consensuada en todo momento, y realizar algo semejante vulnera la decisión de la contraparte de emplear preservativo.
Esta situación puede generar desde embarazos no deseados hasta contagio de infecciones de transmisión sexual, así como secuelas emocionales, pues la pareja está otorgando su confianza a aquel con quien se va a la cama. No espera que algo semejante suceda y eso puede generar un trauma. La práctica está relacionada con los encuentros casuales entre desconocidos, pero también se da entre novios o esposos, quienes se quitan el condón argumentando que “no sienten nada”, sin pedir permiso a sus parejas.
En Reino Unido el stealthing sería considerado como abuso sexual, según el Código Penal, que en su artículo 181, capítulo II, señala: “El que, sin violencia o intimidación y sin que medie consentimiento, realice actos que atenten contra la libertad o seguridad sexual de otra persona, será castigado, como responsable de abuso sexual, con la pena de prisión de uno a tres años o multa de 18 a 24 meses”. En México seguramente no. Por eso, nunca está de más estar con un ojo al gato y otro al garabato. Exigir respeto a nuestras decisiones y, si eso no sucede, alejarse de esa persona de inmediato, buscando denunciar el incidente. M