El pasado, nuestro modelo de vida
El pasado acecha a cada esquina en las ciudades, a cada vereda en los campos, a cada metro en las playas, a cada espacio noticioso. México es un país que se niega a mirar para adelante y en casos peores, como ese personaje de Günter Grass en El tambor de hojalata, a crecer. Desde situaciones baladíes hasta prácticas cotidianas, de anécdotas triviales a decisiones que impactan en el rumbo de la nación.
Acaso hayamos entrado como país a ese espacio en que dos hoyos negros se otean y provocan una curvatura que relantiza el tiempo, como explica Ben Tippett, físico y matemático de la Universidad British Columbia, quien ha elaborado con éxito un modelo matemático viable para la construcción de una máquina temporal, recién publicado en la revista Quantum Gravity.
Abril de 2017: en una transitada vía de la Ciudad de México, Diagonal Patriotismo, dos espectaculares anuncian sendos conciertos en puerta. Lupita D’Alessio y Camilo Sesto. ¿Qué? Como lo leen. Dos figuras de la canción popular de los años 70 y 80 son las cartas fuertes que merecen tal publicidad. ¿Alguien comprará un boleto para ver al español en su tierra? ¿Alguien se animará a organizarle un concierto allá? Aquí sí, como en los 80.
Abril de 2017: en las playas del Acapulco tradicional hoy hay que atenerse ya no solo a dedicar un buen tiempo del descanso a atender a la multitud de vendedores, como siempre, sino a cuidarse de las constantes balaceras entre narcos que se disputan ahora, también, los espacios de arena. Pero en las playas del Acapulco Diamante, si bien más seguras, hay que cuidarse de los locales de comida frente al mar, que no ahorran esfuerzo en esa inaceptable práctica de cobrar de más y servir de menos. Ni los restaurantes establecidos en esa exclusiva zona tienen esos precios. Los abusos de toda la vida en aquella zona.
Abril de 2017: como en una recuperación de eventos de la lucha política de finales del siglo XX y principios del XXI, Andrés Manuel López Obrador intercambia fuego con el ex presidente Carlos Salinas de Gortari, a quien llama “jefe de la mafia en el poder”, a lo que afronta como respuesta “es ocurrente”. Además, El Universal difunde dos videos en los que una colaboradora del tabasqueño recibe dinero en efectivo para, se escucha en ambos, ser entregado al líder de Morena. La misma postal de 2006.
Abril de 2017: tiempo para las promesas de campaña de siempre. Que ahora sí se va a combatir la pobreza, se luchará contra la inseguridad, se crearán empleos, se acabará con la impunidad. El mismo discurso vacío de siempre, sin propuestas concretas y exceso de ataques. El político de hoy, como el de ayer, se esmera en buscar la ropa sucia ajena y jura sin pruebas que la suya está limpia. Primero la difamación y ya después a ver si hay tiempo para planear un gobierno. Como marca la tradición.
Abril de 2017: producto interno bruto, es decir, el valor de la economía, estancado; creación de empleos a un nivel tan ínfimo que no impacta en las cifras a menos que se quiera ver, con muchas ganas, el vaso medio lleno; los salarios con una depreciación histórica y los gasolinazos, cuyo fin se había prometido, en el orden del día. Es el México de la eterna crisis, esa que ha sido el contexto de cualquiera que tenga de 50 años de edad para abajo. De esa mayoría que no participó de la abundancia de la que hablaba José López Portillo y mucho menos de la que dice merecer la esposa de Javier Duarte.
Tippett, el científico que ha sistematizado en su modelo matemático la ficción literaria de H. G. Wells y las teorías de Albert Einstein, debería darse una vuelta por México para corroborar que más allá de los números, hay países en los que el tiempo, si corre, lo hace a menos velocidad que en el mundo moderno.