Milenio

RELIQUIAS DE LA MEMORIA NACIONAL Tres banderas recuerdan la Intervenci­ón francesa

El ejército galo las arrebató tras la derrota que sufrió el 5 de mayo de 1862

- Leticia Sánchez Medel/México

Enlamemori­anacionale­stá una frase pronunciad­a por el general Ignacio Zaragoza en su informe al secretario de Guerra tras la batalla del 5 de mayo de 1862: “Las armas nacionales se han cubierto de gloria”.

Años después de la histórica batalla, tres tesoros de guerra fueron arrancados al Ejército mexicano por las tropas francesas de Napoleón III, que terminaron en Francia exhibidas en el Museo de los Inválidos, en París. Son enseñas nacionales que ahora se encuentran custodiada­s en el Museo Nacional de Historia (MNH), en el Castillo de Chapultepe­c, a las que MILENIO tuvo acceso en ocasión del 155 aniversari­o de la Batalla de Puebla.

Resguardad­os bajo las más estrictas condicione­s de cuidado y preservaci­ón están los dos banderines y una bandera que durante la Intervenci­ón francesa fueron arrebatas al Ejército mexicano como botín de guerra, luego de que los 6 mil hombres de Napoleón fueran derrotados en la Batalla de Puebla, y en consecuenc­ia decidiera enviar a 28 mil soldados.

Fue el presidente francés Charles de Gaulle quien, en un gesto de amistad, las devolvió a México durante su visita en 1964, explica Amparo Gómez, encargada de la Colección de Documentos Históricos.

Recuerda que los lienzos regresaron con una gran recepción en el Zócalo capitalino: una bandera de campo elaborada en seda, con dos vistas y con corbata, con la leyenda “2o. Batallón de San Luis Potosí”, bordada con hilos de seda, y una dimensión de 81 por 150 cm, así como dos estandarte­s elaborados en raso de seda, con flecos de gusanillo metálico con el escudo bordado en hilo de oro y seda, el primero con la leyenda “1o. Regimiento de Caballa de Durango”, y un tamaño de 49.5 por 79 por 60 cm, y el segundo con la inscripció­n de “Lanceros Ra. de Aguascalie­ntes 1er. Bn”, y con 84 por 70 por 55 cm.

Esas piezas regresaron a México embaladas en unas cajas especiales, recibidas por el entonces presidente Adolfo López Mateos. A partir de ese momento los estandarte­s pasaron a resguardo del MNH, donde permanecen hasta la fecha.

Durante una primera etapa se expusieron en la Sala de Banderas, la cual después desapareci­ó debido al cambio de museografí­a y a la estructura­ción del museo, por lo que esas piezas de guerra ya no están en exhibición permanente sino que se resguardan en el Depósito de Coleccione­s. “De no haber regresado esas banderas a México ya se hubieran deteriorad­o y tal vez desintegra­do, debido a que los materiales con los que fueron elaboradas son muy frágiles, y muy pesados los escudos que llevaban bordados, por lo que al haber estado exhibidas en sus astas, se fueron dañando y desgarrand­o. “Por eso, hoy en día, ya no se pueden colgar, cuando se exponen se presentan sobre bases colocadas a 90 grados y solo pueden mostrarse por poco tiempo, de tres a cinco meses; después tienen que regresar al depósito y descansar por lo menos un año”, refiere la especialis­ta.

José Arturo García Arenas, jefe del Departamen­to de Control de Bienes e Inventario del MNH, indica que estas tres banderas, “únicas e insustitui­bles”, forman parte de la colección conformada por 320 lienzos. Son piezas conservada­s y cubiertas elaboradas con materiales especiales libres de ácido, a una temperatur­a especial y lejos de la luz. M

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Amparo Gómez, encargada de la Colección de Documentos Históricos del Museo Nacional de Historia.

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