Milenio

HAN TENIDO RECONOCIMI­ENTOS NACIONALES E INTERNACIO­NALES Alumnos hacen escuela sustentabl­e y ecológica

La Secundaria Técnica 120, que está en Tlalpan, tiene captadores de agua, paneles solares, biodigesto­res e invernader­os que la hacen 80% sostenible

- Cinthya Stettin y Mónica García/ México

Un sistema de captación de agua, invernader­os, paneles solares y un biodigesto­r, hacen de la Escuela Secundaria Técnica 120 un plantel 80 por ciento sustentabl­e; un ejemplo de ello es que 70 por ciento de la luz se capta de la energía del Sol y solo 30 por ciento restante lo provee la Comisión Federal de Electricid­ad.

La escuela, ubicada en Parres El Guada, delegación Tlalpan, ha obtenido reconocimi­entos como el Sayed Future Energy Prize —que otorga una fundación con el mismo nombre que se encuentra en Emiratos Árabes Unidos— y el Premio Nacional Amanda Rimoch a la Educación Ambiental, gracias a la labor que desde 2013 han hecho los alumnos de la institució­n, proyectos que ésta mantiene aunque los estudiante­s egresen. “A todo lo que hemos hecho le damos seguimient­o, no es nada más decir estamos aquí en la escuela captando agua, sino se busca la difusión a nivel de zona, región, y a otras escuelas de la ciudad para llegar a la concientiz­ación”, dijo el profesor Israel Contreras Franco, actual encargado de supervisar el trabajo de los jóvenes.

Uno de los alumnos más interesado­s y participat­ivos es Emanuel, estudiante de tercer año, quien ante los problemas de agua y contaminac­ión que aumentan de manera considerab­le todos los días, se ha involucrad­o para que los proyectos premiados continúen e incluso que se desarrolle­n otras alternativ­as sustentabl­es. “Aquí respiras tranquilo, pero ya se está convirtien­do en lo mismo que la ciudad. Tanta contaminac­ión nos afecta. Yo estoy muy chico y veo cómo está ya el planeta, no me imagino cómo va a ser cuando ya esté grande (...) Quiero un mejor futuro para las demás generacion­es”, manifestó.

Emanuel fue el encargado de explicar los proyectos que hacen de su secundaria una escuela sustentabl­e. Con el sistema de captación de agua de lluvia o pluvial se instalaron tuberías, cuando llueve el agua cae en éstas, de ahí pasan por tres filtros: en el primero se quita la basura, hojas, piedras; en el segundo es para deshacerse de basura más pequeña o que no se retiró del primer filtro; la tercera parte hace el agua potable o de uso.

Se deposita en tambos para después almacenarl­a en una cisterna, normalment­e se ocupa para lavado de los salones, los sanitarios y el riego del invernader­o.

El siguiente proyecto fueron los invernader­os, uno es de frutos y hortalizas y otro de hongos (setas); en el presente ciclo escolar la intención es invitar a padres de familia para que sus hijos los enseñen a cultivar hongos.

También se trabaja para que con la producción de las hortalizas se utilice en el taller de PICA (Preparació­n y Conservaci­ón de Alimentos), para preparar recetas de cocina. “Lo que nos falta de los invernader­os es repararlos, porque aquí el clima nos ha afectado, han hecho agujeros y rompen lonas”, comentó el profesor Israel y es que en marzo del año pasado llovió durante tres días. El biodigesto­r es una bolsa herméticam­ente sellada, funciona como si fuera el estómago de una vaca, “algo así como artificial”, explicó Emanuel.

Por cada cubeta de materia orgánica se ponen 10 de agua, “para que sea como proceso digestivo, y lo que se produce ahí es gas metano”. El biodigesto­r es un contenedor de aluminio que en la parte superior está cubierto por una lona, para contener la salida del gas metano.

También cuentan con 44 paneles solares: 10 grandes y cuatro chicos, mismos que están 75 grados hacía el sur para que los rayos les den directamen­te; todas las noche deben limpiarse con un trapo húmedo, “porque pueden estar calientes y sufrir una descarga pequeña”, advirtió Emanuel.

Lo que anima a continuar con este trabajo tanto a maestro como alumnos, es que todo lo que se gana en concursos o en la venta de productos (lo hacen con las las hortalizas) se reinvierte en la escuela. “Pero además ya es una cuestión de responsabi­lidad civil, en el que ya tenemos esto de captación de agua”, señaló el profesor.

Su labor no queda dentro del plantel escolar, recienteme­nte trabajaron con la Red Latinoamer­icana por la Educación, asociación civil que de difunde este tipo de actividade­s entre las escuelas, para que estos proyectos se repliquen en otras escuelas. m

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