Milenio

La hora de la definición

América se juega ante Pachuca su calificaci­ón a la Liguilla en el estadio Azteca; el empate le vale para meterse a la fiesta, pero quiere el triunfo Sabemos que será difícil porque Pachuca juega muy bien, pero depende de lo que hagamos nosotros”

- Higinio Robles León/ Ciudad de México Ricardo La Volpe MICHAEL ARROYO AGUSTÍN MARCHESÍN LA

Los buenos pronóstico­s que había en América antes del inicio de la Jornada 16 se esparcían por Coapa, pero éstos se esfumaron tras el partido con Atlas. Es difícil medir cuál fue el impacto de la salida de Ricardo Peláez, porque es cierto que el ex directivo no era un activo en el campo, pero sí una figura que se relacionab­a directamen­te con los jugadores y el cuerpo técnico. En mayor o menor medida, su salida tuvo repercusio­nes en lo deportivo.

Hace unas semanas, América vivía en la bonanza, veía tan cerca la Liguilla, se confió a que en los últimos dos partidos en casa amarraría su undécima calificaci­ón consecutiv­a. Ningún equipo en el último lustro tiene semejante registro. Parecía que todo era cuestión de esperar a que llegaran los partidos en Santa Úrsula para celebrar una calificaci­ón más, sobre todo después del empate logrado en Tijuana que fue como encontrar petróleo.

Había la sensación de que manteniend­o la inercia, el campo propio y la grada a favor hicieran su papel, se asumía que si bien el juego espectacul­ar no ha aparecido en todo lo que va del curso, se había logrado un entorno favorable en el Azteca, donde la calculador­a no dejaba de sumar. El juego bonito no lo ha conocido el equipo a lo largo del torneo y es difícil que dé con él en este tramo de la competenci­a, pero los resultados sí que habían tenido un efecto positivo, más cuando se vinieron remontando posiciones semana a semana.

Alejado de la espectacul­aridad, en los últimos juegos se habían alineado ciertos factores: la solvencia defensiva y la efectivida­d de una jugada en ataque. Ese era el plan para el cierre del torneo, pero no pasó. La derrota contra Atlas vino a dar un giro inesperado a las intencione­s. América ha pasado del estado de gracia al estado de apuro, de sentirse un pasajero más; a ver comprometi­das sus opciones de Liguilla.

Lo que suponía un cierre a modo se ha convertido en una ruleta rusa, un escenario de vive o muere, con un panorama claro para el juego de esta noche ante Pachuca, en el que necesita ganar, porque más allá de que el empate le valga para asegurar su sitio y que incluso la derrota por un gol le pudiera llevar a la fiesta; salir a jugar tanteando dichos escenarios es una apuesta de altísimo riesgo que no le conviene contemplar al equipo de La Volpe; América sabe que los Tuzos también llegarán con su hoja bien clara y pelearán a muerte sus opciones.

Más allá de que Pachuca se haya movido con irregulari­dad en los últimos juegos que ha disputado, en Coapa son consciente­s que los Tuzos son un equipo ágil, veloz y punzante en cualquier espacio que ve por delante. Una de esas escuadras que le suelen complicar la vida al cuadro americanis­ta. Es ahí donde los nervios tendrán que estar a tope, cometer los menores errores posibles como lo dijo el entrenador en la conferenci­a del pasado sábado, pero también tendrán que empezar a tener mejores credencial­es al frente.

A América no le vale refugiarse en que hacen falta Ibarra y Cecilio, no están ahora como no han estado desde hace semanas y hay que encontrar soluciones a ello. No vale lamentarse de ello semana a semana, porque eso no acelera su recuperaci­ón, no volverán y para eso no hay remedio.

Delantero del América

La prioridad para América será mejorar de manera sustancial en lo futbolísti­co y en lo anímico, el descalabro con los rojinegros fue un balde para toda la institució­n que en las horas previas prescindió del presidente deportivo.

Habrá que ver si para el duelo contra los Tuzos, América es capaz de acelerarse y mostrar una evolución ofensiva, porque es en esa zona donde el equipo se atora; una semana es capaz de generar una, dos, tres llegadas y encontraba al menos un gol, pero a la siguiente podía tirar cinco veces y se iba a casa sin premio.

Van muchas jornadas en las que La Volpe dice en la sala de prensa que el último tercio es la zona en la que ha identifica­do los mayores problemas en lo que va de este curso. Y hasta hoy no ha encontrado ese punto de mejora que permita augurar un mejor futuro, por más que Oribe esté peleando el título de goleo, el espíritu del Cepillo no alcanzó hace una semana.

Contra los Tuzos, América necesitará el vigor de sus jugadores, sin excepción de ninguna línea. Empezar a encontrar las mejores sensacione­s que —primero— lo lleven a asegurar la calificaci­ón y —segundo— que lo hagan ver como un equipo que puede ser contendien­te en la Liguilla. El escenario actual no lo conocía América, no es un equipo que en los últimos años estuviera acostumbra­do a jugarse su suerte a una bala. La hora de la definición ha llegado. América debe decidir si es martillo o yunque.

Portero del América

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Jugadores de las Águilas, en una práctica en las instalacio­nes de Coapa
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