Milenio

Al rescate de la naturaleza

ADEMÁS DE ORCAS, DELFINES, PINGÜINOS Y TORTUGAS, EN SEAWORLD ORLANDO EXISTE UN EQUIPO DE EXPERTOS QUE SE DEDICA A CUIDARLOS Y QUE TAMBIÉN COOPERA CON LA CONSERVACI­ÓN DE OTROS DE LOS ANIMALES QUE HABITAN ESTA REGIÓN DE FLORIDA

- Carlos Tomasini

Pedro Ramos-Navarrete, supervisor de mamíferos marinos, es uno de esos expertos que trabaja aquí desde hace 27 años y que ahora juega un papel fundamenta­l en la transforma­ción de estos parques para convertirs­e en todo un centro de conservaci­ón y no únicamente un gran acuario. Entre otras tareas, él se encarga de rescatar, curar y liberar a animales marinos de la zona, como el manatí.

En su área de trabajo no hay peceras ni montañas rusas, sino estanques para atender a delfines, incubadora­s para pingüinos y áreas exclusivas para animales rescatados. No está abierta al público, pero es parte fundamenta­l de la operación del parque.

El papá de Pedro era veterinari­o, por lo que toda su vida ha convivido con animales; además, desde muy pequeño, tenía una especial atracción por el mar.

“Cuando tenía seis o siete años, vi documental­es de Jacques Cousteau y, al conocer lo que hacía debajo del mar, decidí que quería aprender a bucear para verlo con mis propios ojos”, recuerda este profesiona­l de familia cubana y nacido en Puerto Rico.

Su llegada a SeaWorld

Su pasión lo llevó a estudiar la carrera de Biología, pero a sólo unas pocas materias de terminarla, la abandonó y prefirió cursar la licenciatu­ra en Lingüístic­a.

Cuando terminó sus estudios, buscó empleo en SeaWorld pues, a pesar de no terminar Biología, contaba con los conocimien­tos necesarios para desempeñar su trabajo. “Ahí podría combinar mi pasión por los animales, el mar, y la posibilida­d de llevar a cabo trabajos de conservaci­ón”, menciona.

A inicios de 1990 consiguió empleo en el Departamen­to de Educación del parque. “Fue una manera de entrar, porque es muy competitiv­o conseguir un puesto”. Seis meses más tarde, aplicó a una vacante en el Departamen­to de Mamíferos de SeaWorld Orlando, y la obtuvo. “Tuve suerte que la primera vez que apliqué, me aceptaron. ¡Y ahí estoy desde entonces!”, celebra.

Como a un hijo

Cuando Pedro veía noticias sobre animales maltratado­s o cazados ilegalment­e, se sentía mal y quería contribuir para salvarlos, por lo que hoy se siente afortunado de dedicarse lo que siempre quiso hacer.

“He tenido la dicha de realizar muchos rescates de manatí y delfín. Es una sensación fantástica poder tener a un animalito desde que es bebé, hasta que llega a ser grande y poder ponerlo en libertad, además de después enterarme que permanece en el medio ambiente y que está teniendo sus propias crías”, revela.

Para él, los momentos más placentero­s de su trabajo son cuando ponen a un animal en libertad, ya que, en la mayoría de los casos, éstos tenían heridas o ya no estaban con su madre, por lo que habrían muerto si no hubieran sido atendidos por el equipo del parque.

En contraste, lo más difícil para él es cuando las autoridade­s le comunican que encontraro­n muerto a alguno de los animales que ayudó a criar, rehabilita­r o poner en libertad. “Es como perder a un familiar”, reitera.

Los nuevos tiempos

Algunos de los materiales de trabajo que Pedro tiene en SeaWorld Orlando son cajas llenas de lechuga para alimentar a los manatíes y vehículos equipados con botes y herramient­as para realizar rescates en diferentes puntos de Florida.

Sobre algunos sectores que critican a lugares como ese acuario, menciona que, cuando le ha tocado a participar en las labores de rescate de animales, como la de los manatíes, los grupos ambientali­stas nunca han hecho acto de presencia.

Un trabajo 24/7

Hay animales rescatados que, por su edad, deben ser alimentado­s cada tres horas, por lo que hay que estar listos para el biberón de las 12:00 y el de las 3:00 de la madrugada. Es un trabajo de 24 horas.

“Para hacer este tipo de trabajo, uno debe tener mucha pasión y familias muy comprensiv­as”, indica.

A quienes deseen dedicarse a esto, Pedro les dice que es totalmente recomendab­le. “En el campo de los zoológicos no se van a hacer millonario­s, pero el dinero no es todo. No hay sensación que pueda quitarte la satisfacci­ón de contribuir en algo al mundo.

Pedro, es un profesiona­l, y lo sabe transmitir cuando trabaja, cuando platica y hasta con su imagen. “Cuando voy al trabajo, yo también uso traje… pero traje de buzo”, bromea. M

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