¿Peor México que Yemen y Afganistán? Ah…
México figuraría ya como el segundo país más violento del mundo. O, por lo menos, el más mortífero. Esto, según un reporte del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS, según su sigla en inglés), una organización con sede en el Reino Unido, fundada en 1953.
Nos cuesta trabajo, a quienes vivimos aquí, conciliar esta apreciación con nuestra experiencia de todos los días. Digo, yo pensaría que Yemen, Iraq o Afganistán no se acercan siquiera a los más mínimos niveles de normalidad cotidiana. Pero, entonces, ¿qué validez tendrían estos juicios, basados puramente en un número absoluto de víctimas mortales, sin observar que los asesinatos se circunscriben a ciertas áreas, que las bajas resultan —una gran parte de ellas— de ajustes de cuentas entre las organizaciones criminales o de ejecuciones perpetradas por sus sicarios, y que en la práctica totalidad del territorio nacional se vive tan pacíficamente como para que el turismo venido de otras tierras haya aumentado casi diez puntos porcentuales en los últimos tiempos?
O sea, ¿cuándo fue que la violencia criminal se trasmutó en algo equiparable a una ofensiva bélica como para determinar que el combate que el Gobierno de la República ha emprendido para neutralizar a los cárteles de la droga es, en los hechos, algo así como una “guerra civil”? Hubo, en efecto, 23 mil muertes en 2006. La cifra, hay que decirlo, es espeluznante. Pero, no resulta de atentados terroristas, de bombardeos contra la población civil ni de enfrentamientos entre Ejércitos que buscan la instauración de un nuevo Estado o el derrocamiento del régimen actual. No es en lo absoluto comparable la situación de este país con la que se vive en Yemen, azotado no sólo por una guerra civil que se originó en un golpe de Estado sino por una pavorosa hambruna que amenaza a 17 millones de habitantes (si mueren, ¿formarán parte de la condenatoria estadística formulada por el IISS), o la que atraviesa Iraq, en cuya capital no puede siquiera establecerse una embajada extranjera fuera de una zona de seguridad totalmente vigilada y de acceso restringido.
Pero, en fin, ya The Donald sacó provecho del dictamen y lo publicó en uno de sus tweets. También aquí los opositores se suman al coro de denuestos. Caramba… M