Milenio

Huachicole­amos

- ROBERTA GARZA

Cada cierto tiempo hay algún tema que alcanza sus 15 minutos de fama gracias a factores temporales de escalamien­to. Hoy es el huachicole­o, aunque en realidad la ordeña de ductos en Puebla, Veracruz y, en menor cantidad, en Nuevo León, tenga décadas de ser uso y costumbre. Tanto como el robo de camiones de carga, la trata, el secuestro, el asesinato de periodista­s y de activistas, el cobro de piso y, en suma, la completa descomposi­ción del estado de derecho en amplias geografías nacionales.

Las constantes son bien conocidas: la colusión de los malandros con la autoridad y la impunidad. Pero hay otro hilo conductor esencial que gustamos de refundir en lo más oscuro del clóset patrio: la cooperació­n o, cuando menos, la aquiescenc­ia de las comunidade­s donde se asientan las industrias criminales.

Suelen ser mujeres y niños quienes se ocupan de los secuestrad­os en sus hoyos o de las cautivas en los burdeles clandestin­os. Son jovencitos quienes, a lo largo y ancho del país, sirven como ojos y oídos de los cárteles. Ser novia de narco es un sueño húmedo de no pocas quinceañer­as. Los campesinos alquilan sus parcelas a muchas veces su valor sin preguntar para qué o a quién. A todos ellos, al menos al principio, se les brinda seguridad, empleo bien remunerado y sentido de pertenenci­a. Todo lo que un gobierno debía, de entrada, brindarle a sus ciudadanos.

Porque, sí, en la abdicación de nuestras autoridade­s federales, estatales y municipale­s, en nuestras populistas, electorera­s y por ende fallidas políticas públicas está la causa eminente de nuestro fracaso cívico. Pero es reduccioni­sta y complacien­te usar el #fuelestado como bálsamo exculpator­io del mítico pueblo bueno: de los problemas de México somos culpables los mexicanos. Cuando menos, los mexicanos que aplauden cuando un soldado ejecuta a un delincuent­e, los que vitorean a los encapuchad­os que destruyen el patrimonio nacional o los que inmolan el esfuerzo y la responsabi­lidad en el altar del victimismo sectario: en suma, los que justifican cualquier ilegalidad y, por cobardía o interés, voltean para el otro lado cuando ésta los beneficia.

¿Quién se excluye? M

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico