¿Cuándo terminarán con Alfonso Reyes?
La pregunta que abre este escrito no va dirigida a estudiante alguno de la obra de uno de los escritores mexicanos más prolíficos y más universales. Va, en cambio, para algunas autoridades de Ciudad de México que, a juzgar por sus acciones, no es del todo claro que sepan quién fue Alfonso Reyes.
Hace varios años, por ejemplo, el Fondo de Cultura Económica editó las “Obras Completas” de nuestro personaje: 26 magníficos volúmenes que abordan una enorme gama de temas literarios o culturales, nacionales o universales. Hace varios meses, por su parte, la delegación Cuauhtémoc decidió repavimentar ocho cuadras de la calle que lleva el nombre del escritor (menos de una por cada tres volúmenes de las obras completas…).
“El regiomontano universal”, como se le conoció al escritor, fue uno de los fundadores del Ateneo de la Juventud Mexicana en 1909, espacio orientado, entre otros fines, a promover “una visión más amplia de la educación en México… para encontrar una solución al problema de los costos generados por la industrialización…” (hace más de 100 años de esto). Por su parte, una sencilla obra de repavimentación es responsabilidad de quien en algún momento podría conocérsele como “el zacatecano nacional”, el delegado Monreal, si es que llegara a gobernar Ciudad de México después de haberlo hecho en su estado. El delegado, además, fue uno de los fundadores del transfuguismo político en nuestro país: personas que, al no obtener el apoyo de su propio partido político para un puesto de elección popular, decidieron aceptar el de otro.
Alfonso Reyes fue también diplomático, habiendo sido embajador en Argentina y en Brasil. Pero en la ciudad, su calle lleva más de cuatro meses abierta y sin reparación, por lo que se ha vuelto un foco de basura e inseguridad para los vecinos. Fue un hombre de una enorme erudición universal, que estaría orgulloso de que su nombre se cruzara con otras calles como Tacámbaro o Zitácuaro, Cuernavaca o Cosalá. Sin embargo, la admiración que generó por doquier no le sirve ni a la Vulcanizadora Acevedo ni a la Taquería El Farolito ni al Sr. Víctor, con su puesto de flores, aunque todos ellos lleven más de 30 años ahí. Habrán sobrevivido al temblor del 85, pero es probable que no lo hagan al huracán de ineficiencia gubernamental en la ciudad.
Según dicen, en 1949 Gabriela Mistral propuso la candidatura de Reyes para el Nobel de Literatura. Los nacionalistas mexicanos la obstruyeron, pues Reyes “escribía mucho de los griegos y poco de los aztecas”. Capaz que son esos mismos los que quieren mantener un desastre urbano más en una calle que debiera ser emblemática. No sea que nos iluminen las aspiraciones humanísticas y universales del escritor. M