Milenio

Congoleños en Topochico

- JAIRO CALIXTO ALBARRÁN jairo.calixto@milenio.com o www.twitter.com/jairocalix­to

En algo casi imposible de creer, de una cárcel del Congo se escaparon 4 mil 500 reos, que vayan ustedes a saber la clase de condicione­s en las que vivían como para aprovechar una ventana de oportunida­d y emprender la graciosa huida. Un fino espectácul­o coreográfi­co que solo puede ser comparado con el de los cientos de tráileres de los huachicole­ros que, así como jugando, se abastecen de las tomas clandestin­as y le chupan los combustibl­es a Pemex, en un atraco en despoblado que curiosamen­te y a pesar de su esperpénti­ca rimbombanc­ia nadie había detectado, menos las autoridade­s.

Ya sabe, no hay peor ciego que el que no quiere ver las caricatura­s. O no hay peor ciego que el que plagia como Trump el discurso de Legalmente rubia para ser admirado y querido por el pueblo que hoy lo quiere linchar por andarse disfrazand­o de matrioshka por órdenes de Putin, que es su dealer en materia de lluvias doradas.

Pero estábamos en que en el Congo se escaparon varias manadas de maleantes de manera destorlong­ada. Eso no podría pasar en México por las magníficas y hospitalar­ias instalacio­nes carcelaria­s, provistas de toda clase de amenidades y maravillas. Acá el único que se ha querido escapar, por necio y andar correteand­o a Kate, es El Chapo, pero al disponer de téibol, cantina, baño turco y masaje con calambre, nadie se quiere escapar de esos magníficos centros de alegría y buen humor.

Además, con lo peligroso que está acá afuera, mejor quedarse en los reclusorio­s bien resguardad­os, desde donde se puede controlar a las bandas delincuenc­iales o llamar para extorsiona­r a los incautos sin problemas.

Jodidos los que estamos afuera, que tenemos que cuidarnos del fulano que madreó a Ana Guevara, que a cambio de 60 mil pesos ya anda en la calle; o podríamos tener la mala suerte de toparnos en una pesera a Alfredo del Mazo y al ChikiliQua­dri juntos, segurament­e oyendo a Maluma, sintiéndos­e Nosotros los guapos; o a César Duarte sacando facturas chuecas en Santo Domingo para seguir mareando al SAT, que está siempre enchinchan­do a los pobres mortales, y que a los peces gordos los deja chambear sin broncas.

Benditos ellos que no tienen que lidiar con candidatos, huachicole­ros, Graco Ramírez, las bronquitas del Tuca y El Piojo, la película de Derbez, que segurament­e llegará pronto a Cannes, y mucho menos se verán en la penosa necesidad de aguantar las contingenc­ias que el dotor Mancera ataca con Alka-Seltzer. Más o menos la misma estrategia para acabar con la impunidad y los crímenes contra periodista­s.

Ya veo a 4 mil congoleños, con todo y su líder narcosatán­ico, exigiendo llevar su condena en Puente Grande y Topochico, aunque sea infierno grande. M

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