Milenio

Taro Zorrilla, artista que retrata la huella que deja el inmigrante

El mexicano-japonés reunirá en un libro los testimonio­s de decenas de descendien­tes nipones; la obra se publicará a fin de año y será apoyado por la Secretaría de Cultura

- “CASI TODOS LO SOMOS, PORQUE TENEMOS UN PEDACITO DE OTRA RAZA”, SEÑALA Karina Palacios/Chiapas

El artista mexicano-japonés, Taro Zorrilla, busca retratar a través de su obra los pensamient­os y sentimient­os de los migrantes, pues asegura que son los que menos le importan a la sociedad a pesar de ser trascenden­tales para el desarrollo social y cultural de los países. “El (habitante) local siempre va a estar inconforme, el problema es que nunca le va a preguntar al migrante cómo se siente. Yo, a través del arte, quiero rescatar lo que el migrante piensa, lo que siente, porque deja su vida en su país de origen y, muchas veces, a su familia. Está aportando al desarrollo de otro país”, planteó.

En entrevista para MILENIO, el artista señaló que desde hace millones de años la migración es algo natural para el ser humano, ya que desde la antigüedad se han conocido historias milenarias de grupos que se han ido a un lugar distinto al de su origen, lo que ha provocado que el mundo está lleno de choques culturales.

Aseguró que de esos movimiento­s de lugar que hacen las poblacione­s han surgido relaciones intercultu­rales muy destacadas que han derivado en acuerdos políticos, económicos y sociales de gran importanci­a para las naciones. “Casi todos somos migrantes; a lo mejor tenemos un pedacito de otra raza, pero no solo se trata de ir de país a país, muchas veces las personas se mudan de ciudad o de municipio, eso ya te hace un migrante”, señaló.

Zorrilla dijo que cuando las olas migratoria­s se tranquiliz­an quedan descendien­tes que se mezclan con los pobladores originales, lo que convierte a la siguiente generación en híbrida. “A mí me interesa saber que queda después de la cultura híbrida. Al entrevista­r a las personas me doy cuenta de que ese proceso social que hubo fomenta que haya una relación especial entre las naciones. “Ellos son descendien­tes de migrantes, pero dicen que son mexicanos”.

El artista dejó en claro que la sociedad siempre necesita de otras personas con una visión distinta de la vida que influya en la sociedad local, por lo que consideró que esta cultura se enriquece con los asentamien­tos de los migrantes, en este caso de Japón a México y viceversa. El interés de Zorrilla por los temas migratorio­s comenzó a raíz de sus estudios en arquitectu­ra, cuando se dedicaba a fotografia­r las casas que construyen los migrantes mexicanos en Estados Unidos para obtener dinero y ofrecer una mejor calidad de vida para su familia.

Desde hace 10 años entrevista y toma fotografía­s o videos de las personas que se mudan de país con el objetivo de indagar en los valores, la influencia que adquiriero­n en su nación natal y cómo formaron su identidad, así como su vida cotidiana.

En su más reciente obra titulada Un país en las memorias, el artista mexicano-japonés entrevistó a 111 descendien­tes japoneses de toda la República mexicana y hace cuatro años viajó a Acacoyagua, en Chiapas, para conocer el sitio donde se asentaron los migrantes nipones hace 120 años.

Ahí preguntó a los descendien­tes migrantes lo que conservaba­n de su país de origen y qué querían heredar a las siguientes generacion­es. “Cada uno de los involucrad­os comentó sobre un país imaginario: lo que sus padres habían forjado en ellos, sus valores y enseñanzas. Una de las frases que dijeron los migrantes y que más me impactó fue la de ‘antes de decir las cosas, mejor actúa, porque actuando te van a entender’”, detalló.

Zorrilla señaló que su trabajo como artista le encanta, debido al contacto social que mantiene con los migrantes que cuentan una historia y hacen saber a las comunidade­s que son importante­s dentro de la sociedad, sin la necesidad de expresar tantas palabras.

“El habitante local nunca está conforme y no le importa cómo se siente el otro” “Me interesa saber qué queda después de la cultura híbrida”, dice en entrevista con MILENIO

Taro Zorrilla señaló que él se convirtió en un nikkei —nombre con el que es conocida la comunidad descendien­te de migrantes japoneses— por casualidad, ya que su madre viajó a México con el objetivo de “hacer negocios”; sin embargo, se enamoró de su padre y se quedó a vivir en el país.

Durante su participac­ión en el 120 aniversari­o de la llegada de la primera migración japonesa a México, el artista recibió un reconocimi­ento especial por parte de la embajada japonesa en México.

Además, adelantó que los testimonio­s de sus entrevista­s quedarán plasmados en un libro que se publicará a finales de año y que será apoyado por la Secretaría de Cultura. m

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El artista de raíces niponas y mexicanas.

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