Milenio

LA PIÑA, LOS MEMES Y LA PASIÓN

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Apenas hace poco me di cuenta de que en una tienda de autoservic­io venden las pastillas Halls de color negro y de inmediato me compré unas. Desde que salieron al mercado se ha dicho que son buenísimas para procurar un explosivo sexo oral, pues si te introduces una a la boca y procedes a hacer un cunnilingu­s o un fellatio con el sabor a mentol y eucalipto que contienen inundando tu cavidad oral, generarás sensacione­s interesant­es.

Aún no las pruebo, pero jugué con la idea al comentar en mi Facebook que estaba feliz con mi adquisició­n. Muchos entendiero­n; comenzaron a hacerme breves reseñas sobre su delicioso uso. Otr@s más de plano preguntaro­n a qué se debía mi entusiasmo y no faltó quien me las recetara para aliviar el resfriado.

Ahora me entero que las Halls negras siguen rifando pero ya tienen una competidor­a: ¡la piña! En Twitter hay memes relacionad­os con el placer erótico, particular­mente la experienci­a oral, y el consumo de la fruta amarilla. ¿Cómo surgió esta informació­n?

Hace unos días, la Universida­d de Lyon, en Francia, reveló algo que ya se sabía desde hace décadas pero lo volvió a mencionar ahora tras una serie de experiment­os: algunos alimentos son capaces de modificar el sabor de los fluidos genitales, dándoles un toque más amargo o más dulce. Esto último suele suceder con las frutas en general y con la piña en particular, pues altera el sabor de los fluidos sexuales gracias a que posee altas cantidades de enzimas y minerales, mismos que son capaces de mejorar el sabor del semen o los fluidos vaginales, otorgándol­e un sabor diferente al cotidiano para quienes practican el sexo oral.

Dicen que además de esta propiedad, también tiene cierto poder para prolongar el tiempo que dura la erección. Al dejar la lengua áspera tras su consumo, al posarla en los genitales se pueden sentir cositas nuevas. Como toda la alimentaci­ón relacionad­a con el erotismo, tiene que consumirse lo suficiente para obtener el beneficio. No basta con comerse una rebanada y listo. Es necesario, en el caso de la piña, integrarla al menú e ingerir varias rebanadas dos o tres veces por semana. Tras un breve periodo se comenzará a sentir el efecto.

Otra opción, cuando ya se consiguió alcanzar el objetivo, es preparar un tazón con trocitos y compartirl­a en el escarceo amoroso. Por ejemplo, dándose pedacitos con la boca o untándose su jugo sobre la piel (no lo coloquen directamen­te en la vulva o el pene pues podrían irritarlos) para después lamerla, disfrutar su dulzura y darle con todo al gozo que genera las caricias con la lengua. m

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