Las dos facetas de Tigres en el torneo
Los primeros seis encuentros del Clausura 2017 no eran buen augurio para el vigente campeón. Tigres había registrado cuatro derrotas, un empate y una victoria, peleando en la parte baja de la tabla y pensando en cómo revertir el efecto que parecía haber causado el cansancio de postergar la Final hasta los últimos días de diciembre anterior y el escaso receso, entre el cierre de un certamen y otro; por su plantilla y ritmo futbolístico, era el rival a vencer, pero restaba demostrarlo.
Tuvieron que transcurrir otros seis duelos, para, medianamente, que el cuadro de Ricardo Ferretti levantara el rumbo: dos triunfos, dos empates y dos derrotas, completaban las estadísticas de los felinos, que de algún modo, ya se acercaban a los puestos de la clasificación general, aunque sin mostrar su versión más ofensiva. Sería hasta el duelo de reposición, el que estaba reprogramado en el calendario, que todo se compondría y cobraría su curso.
Tigres recibió a Chivas en la Jornada 10, pospuesta, y lo hizo en su pleno despertar ofensivo. Con dos goles de André-Pierre Gignac y uno más de Jesús Dueñas, los de Monterrey exhibían las carencias del cuadro de Matías Almeyda y lo hacían con autoridad.
Tomando en cuenta aquel encuentro y desde entonces, pasaron cinco compromisos, para que Tigres sumara cuatro victorias y solo un descalabro (frente a Rayados), situación que les brindaría suficientes puntos (25), para que accedieran a la fase final como el séptimo clasificado a la disputa del título. El monarca ingresaba a la parte más relevante del torneo con Gignac enrachado y el óptimo despliegue de su futbol sobre el campo.
En cuartos de final, por capricho del juego y la posición en la tabla, Tigres se enfrentaba a Monterrey, el rival más antagónico de su historia, su vecino en la ciudad y encaraba el duelo como