CAMARENA, UN FRASEO GLORIOSO
Hace algunos años, el tenor mexicano Javier Camarena decía que su anhelo era que el mundo supiera que “México es mucho más que futbol. Si la gente supiera la cantidad de artistas —no solo cantantes sino pintores, bailarines y de otras disciplinas— que están destacando de manera importantísima en todo el mundo, no lo creerían”.
A juicio del tenor, “es importante que se sepa que el mexicano también triunfa y está hecho para crecer y ser grande. No importa lo que te digan alrededor, que tienes que acostumbrarte a vivir mal, etcétera. Estás aquí por una razón: para luchar por tus sueños. Esa grandeza la traes dentro y es tarea de cada quien desarrollarla al máximo. México es más que futbol, tiene gente que vale. Y es bueno que se tenga presente, porque eso es lo que te va hacer vivir tu país de manera distinta”.
Su estatus como figura de la ópera mundial ha sido reconocida por la Metropolitan Opera de Nueva York, que lo incluyó en el programa con el que el domingo 7 de mayo celebró los 50 años de que trasladó su sede al Lincoln Center. En la revista Opera Wire, David Salazar destacó que “el ganador por la mejor presentación técnicamente inigualable fue el tenor Javier Camarena, quien interpretó ‘Ah mes ami’, de La hija del regimiento. Caminando como un boy scout, Camarena cantó con un fraseo glorioso y exhibió su tono brillante que hoy no tiene rival. Sus nueve Do altos fueron perfectos. Se llevó la más larga ovación de la noche”.
El nivel de la gala del Met, escribió Anne Midgette en el Washington Post, fue “notablemente alto con un elenco fascinante: desde Joseph Calleja y Sonya Youcheva, los maravillosos, ardientes y melodiosos Rodolfo y Mimi en La Bohéme, a Javier Camarena como un adorable Tonio en La hija del regimiento...”.
Un cable de Associated Press también destacó la participación del tenor mexicano como una de las más memorables de la noche, junto con Sonya Yoncheva, Joseph Calleja, Elina Garanca, Stephanie Blythe y David Daniel.
En futbol los fracasos de nuestros seleccionados son frecuentes y muy publicitados, lo que no ocurre con los triunfos culturales. Que sepamos, el presidente, por ejemplo, no felicitó a Camarena por su triunfo en el Met, pero el tenor no necesita de esos alicientes para seguir adelante: trae dentro la grandeza. Como dijo hace unos años, cuando comenzaba a labrarse un prestigio internacional: “Estoy agradecido con quienes me han reconocido como una persona que está aportando un buen nombre a la comunidad artística de México; ahora debo seguir sobre ese camino y no dormirme en mis laureles”. m