UN CHELO INNOVADOR
Ex integrante de Kronos Quartet y Corigliano Quartet, agrupaciones de cámara célebres por sus trabajos innovadores, el chelista Jeffrey Zeigler disfruta hacer la música de nuestros días. Prueba de ello fue el estreno de obras de seis compositores mexicanos el sábado pasado en la Sala Carlos Chávez del Centro Cultural Universitario.
El chelista estadunidense fue invitado por la escuela Núcleo Integral de Composición (Nico), dirigida por Enrico Chapela, para estrenar los trabajos de jóvenes músicos que asistieron a un taller de composición. El reto: escribir obras para violonchelo y electrónica.
Las obras y los autores seleccionados fueron: Rush, de Antonio Flores Castro;
Cenizas en los Apalaches, de David Lemus Chale; Hanging From a Fragile String of Hope, José de la Parra; Subliminal, de Salvador Govea; Birth of a Robot (Or the New Frankenstein), de Cristóbal MarYán, y Lorelei, de Juan Andrés Vergara.
Músico aventurero que ha estrenado piezas de autores de lenguajes tan diversos como John Adams, Damon Albarn, Henryk Gorecki, Steve Reich, Terry Riley y Philip Glass, entre muchos otros, Ziegler afirma que “antes de Pablo Casals el chelo no era considerado un instrumento solista. Su influjo amplió su esfera para mucha gente, le dio al instrumento una voz solista”.
En el caso de los compositores agrupados por Nico, el músico, que con frecuencia estrena nuevas composiciones, asegura que cada una de sus obras “tiene una personalidad diferente, y aunque el medio electrónico es el mismo, suenan diferente. Ha sido una buena experiencia trabajar con estas obras creadas este año. Es la música de nuestros días”.
Jeffrey comenta que cada nueva pieza implica un aprendizaje: “Algo muy interesante de estas obras es que son para chelo y todo un arsenal de electrónica con un software muy sofisticado. Debido a que ofrece tantas posibilidades, quienes lo utilizan pueden realizar muchas cosas. No hay limitaciones a la imaginación del compositor. En cada uno de los trabajos de Nico, literalmente cada uno de los compositores ha creado un ambiente sonoro diferente, único. Esto es fascinante”.
Zeigler advierte que en las obras, que pronto se podrán adquirir en un disco compacto, “hay un balance total entre el chelo y la electrónica, porque casi todo lo que ocurre interactúa con lo que yo hago en vivo. Este software permite que todo esté muy controlado. Es una conversación fascinante entre el instrumento y la electrónica, porque yo interactúo con ella. En ese sentido, sí, hay un balance total”. m