Milenio

Trump y el Acuerdo de París

- CARLOS TELLO DÍAZ*

La prensa de todo el mundo dedicó ayer sus primeras planas a anunciar la noticia de que Trump estaba inclinado por retirar a Estados Unidos del Acuerdo de París sobre Cambio Climático. Esa decisión, perfilada desde la campaña, fue acelerada por su negativa de sumar a su país al consenso de los líderes mundiales, hecha pública la semana pasada en la cumbre del G-7. Las interpreta­ciones de lo que podría significar variaban dramáticam­ente en los periódicos: iban desde las catastrófi­cas (“la decisión enviaría un mensaje devastador al mundo y tendría un efecto dominó”, según El País) hasta las optimistas (“podría ser de hecho mejor si Estados Unidos se retira del Acuerdo de París”, según el Washington Post). Me inclino a pensar como

Washington Post. Ahora mismo, la temperatur­a es ya 1 grado superior a esos niveles, con las consecuenc­ias que vemos a nuestro alrededor (el deshielo del Artico, la muerte de los arrecifes de coral en el Pacífico…). Obama firmó el pacto en 2016: ofreció recortar las emisiones de su país entre un 26 y un 28 por ciento para 2025, respecto a los niveles de 2005. Era una buena noticia: Estados Unidos es el segundo emisor de gases de efecto invernader­o en el mundo, después de China. Y es, por mucho, el primer emisor en términos relativos a su población.

Los científico­s y los activistas insisten en que Estados Unidos debe de permanecer en el Acuerdo de París. Pero al mismo tiempo hay un consenso cada vez mayor en el sentido de que lo mejor para la lucha contra el cambio climático es que salga del pacto. Para poder recortar las emisiones del país, el gobierno de Obama construyó una red de leyes e incentivos que Trump ha desmantela­do por completo en estos meses. Es claro que su gobierno no cumplirá los compromiso­s asumidos, y permanecer en el pacto ignorando ostentosam­ente los compromiso­s, hará más mal que bien. Además, si el país permanece adentro, seguirá teniendo voz y voto en sus trabajos y negociacio­nes, y con ello debilitará el pacto. Por eso es mejor que lo deje. Y por una razón más. Según las encuestas, la inmensa mayoría de los americanos está a favor de permanecer en el Acuerdo de París. Dejarlo provocaría una ola de indignació­n. ¿Ese es el país que queremos tener, preguntará­n muchos americanos, sin compromiso ni liderazgo, aislado como paria del resto del mundo? ¿Ese es el presidente que deseamos? M *Investigad­or de la UNAM (Cialc)

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