¿En qué se parecen?
Todos los que se preguntaban cuáles eran los ingresos de Liópez y quién le pagaba sus giras, dado que él no tiene chequeras, ni usa tarjetas de crédito, ni carga efectivo, acaso hayan encontrado en las declaraciones de Eva una respuesta. Una cínica desver
Repantigado en el mullido sillón del amplísimo estudio, Gil meditaba: ¿en qué se parecen las declaraciones de Eva Cadena, la llamada recaudadora por su periódico El Universal, y Óscar González, candidato petista declinado por voluntad impropia? Muy fácil el acertijo: en el cinismo. En una conferencia de prensa. La señora Cadena despotricó contra Morena y dijo algunas pequeñas cosas, como la canción, interesantes. Eva acusó a legisladores locales de Morena en Veracruz de desviar recursos públicos para campañas políticas: “Morena, lamento decirlo, asume las mismas prácticas de financiamiento ilegal que las de sus adversarios. El gasto político está ahogando la base ética de todos los partidos, incluyendo Morena”.
Gil y todo México vieron a la señora Cadena pedir una bolsita para meter el dinero que le entregaban manos anónimas, pero en fon, ella dice que confía en “la ley y Dios”. Ahora mal sin bien: todos los que se preguntaban cuáles eran los ingresos de Liópez y quién le pagaba sus giras, dado que él no tiene chequeras, ni usa tarjetas de crédito, ni carga efectivo, acaso hayan encontrado en las declaraciones de Eva Cadena una respuesta. Una cínica desvergonzada que probablemente ha dicho una verdad. Aigoeei. Eva mordió la manzana, ¿o como era? Y entonces fue castigada y por eso le quitaron una costilla a Liópez. En fon, cuando se pone nervioso, Gilga se confunde y dice barbaridades.
Como todo caballo
Óscar González, candidato declinado a la gubernatura del Estado de México, dijo que Liópez era un “pinche” y un “pocos huevos”, el petista ha dicho que colgarle estas palabras a una persona obedece a un lenguaje coloquial y que no debe alarmar y mucho menos ofender a nadie. El primero que al parecer está de acuerdo con ese lenguaje coloquial es Liópez. Su periódico MILENIO entrevistó a González y éste dijo que Liópez le comentó: “No seas canijo”, y ya, asunto cerrado. Que personas más tratables y poco inclinadas al conflicto, al incordio, al pleito, al callejón de los madrazos.
González se acompaña de claridades cuando habla: “No pensaba declinar, inicias y, como todo caballo, al frente lo más fuerte que puedas, pero soy un hombre disciplinado al partido y las decisiones que tome las respeto. Ésta se tomó en la dirección estatal del PT y fue consultada con un servidor. De hecho, me dijeron que ya había pláticas formales con Morena y el PT, y yo les dije adelante”.
Como todo caballo, González es un cuadrúpedo que supone que quienes lo rodean, se chupan el dedo. Un hombre disciplinado a los dirigentes de su partido.
Anjá. Y entonces declinó, pero antes pidió, que dice González pidió, exigió, que se respetara el programa de gobierno que el PT proponía para el Estado de México. Cómo la ven desde ahí, dicho esto sin albur disciplinado a la dirigencia del partido. Lo dicho: un cínico desvergonzado con suerte.
El fantasma de la derrota
¿En que se parecen Alfredo del Mazo y Josefina Vázquez Mota? En la derrota. Del Mazo, cavila Gil, podrá ganar la elección, pero perdió la campaña. Los candidatos Delfina y Zepeda lo zarandearon, le dieron zapes, lo empujaron, lo ningunearon y él impertérrito (pésima palabra) proponía el mundo rosa en un estado negro. No seamos roñosos, Del Mazo no la tenía fácil: el Estado de México pasa por uno de los peores momentos de su historia: inseguro, desigual, corrupto, un lugar donde se asesina a las mujeres, el nido del priismo renovador que resultó ser el más corrupto en muchos años. Bien visto y vista, Gilga afirma: a Del mazo le tocó bailar con las más feas, muchas.
De Josefina, ¿qué decir? Que cerró su campaña encabezando una flotilla de bicitaxis que cargaban canastos con bolsas de pan y llamó a votar ¿por quién creen ustedes? Unos letreros decían: “Prueba el PAN, verás qué bueno es”. Gilga admitió, no sin melancolía, que ese ha sido el nivel de la campaña de Josefina. Caracho. La cara de la derrota y el fantasma de la derrota, se parecen.
Ahora mal sin bien: estamos tan mal, tan pobres de personajes interesantes, tan carenciados, como dicen los psicoanalistas, que un político medio como Zepeda parece una revelación. O qué, ¿exagera Gil? En fon. Entre tanto, una buena noticia: las campañas terminaron. La ley indica que ahora se han acotado, que son más breves, pero Gamés solo recuerda actos de campaña aquí, actos de campaña allá. Nos vemos mañana, pero en público. En fon.
Paul Valéry caminando sobre la duela de cedro blanco: Lo que no se parece a nada no existe. m