Milenio

¡Sí habrá segunda vuelta en 2018!

- Ricardo Alemán

Muchos lo niegan, se resisten incluso a suponer que las presidenci­ales mexicanas de 2018 están emparentad­as con las recientes elecciones francesas.

Dicen que no hay nada que ver, que México no es Francia y que los riesgos del populismo de derecha —con Marine Le

Pen— están lejos de los populismos de la derecha mexicana disfrazada de izquierda, llamada Morena.

Dicen, además, que en México no asoma, por ningún lado, un Macron y que —sobre todo— la legislació­n electoral mexicana carece de lo fundamenta­l: la figura de la segunda vuelta en las presidenci­ales, fórmula de la que muchos esperan una suerte de milagro mexicano.

Y es probable que tengan razón todos los que dicen que no existen puntos de comparació­n entre las presidenci­ales francesas y las mexicanas.

Sin embargo, la terca realidad —y el realismo mágico de la política mexicana—, parece ofrecer no solo una segunda vuelta presidenci­al a la mexicana, sino una posibilida­d aún más sorprenden­te: la presidenci­al adelantada de 2017 y la segunda vuelta de 2018.

Y es que precisamen­te eso, una elección presidenci­al adelantada, es lo que veremos el próximo domingo 4 de junio en el Estado de México, de donde saldrá un primer ganador que en 2018 podría ser combatido en la mexicanísi­ma segunda vuelta, en donde se producirán los reacomodos propios del segundo round entre los participan­tes en la contienda presidenci­al.

Es decir, que más allá de quien resulte ganador en la contienda electoral del domingo venidero en el Estado de México, los grupos hegemónico­s de la derecha panista y la izquierda perredista ya entendiero­n que juntos, en alianza electoral, tienen no solo la sartén por el mango rumbo a 2018, sino una victoria segura, si es que finalmente van aliados a la presidenci­al de ese año. También por eso, en el PAN de Ricardo

Anaya y el PRD de Alejandra Barrales se analizan los escenarios de lo que ya se plantea como la segunda vuelta en la presidenci­al de 2018. Se analizan costos políticos y acuerdos; se ponderan figuras y potenciale­s candidatur­as y se siembra la semilla de un acuerdo que llevarán a cabo los próximos presidente­s del PAN y del PRD. Pero vamos por partes. Dicen distintos estrategas del PAN y del PRD que nadie debe asustarse por el resultado del domingo venidero. ¿Por qué?

Porque si bien el Estado de México es la mayor reserva de votos y una “caja chica” para las elecciones presidenci­ales de 2018, también es una bomba política de tiempo que, con una mala administra­ción, podría ser la tumba para cualquiera.

En especial, los estrategas de los dos partidos explican que tampoco debe preocupar mucho lo que digan y hagan los actuales jefes del PAN y del PRD, quienes en pocos meses ya estarán a nivel de cancha, como precandida­tos, mientras que las decisiones presidenci­ales serán tomadas por los grupos hegemónico­s de los azules y los amarillos.

Lo verdaderam­ente importante de la elección mexiquense del domingo 4 de junio es que al PAN y al PRD les queda perfectame­nte claro que la mexiquense habrá sido la primera vuelta presidenci­al y que 2018 será la segunda vuelta.

Es decir, que hoy nadie sabe qué va a pasar el domingo venidero.

Pero lo que todos saben desde hoy —y a la luz de la pelea en 2017— es que en 2018 el PAN y el PRD tendrán en sus manos la posibilida­d única de procesar una alianza ganadora que, con una buena ruta de negociació­n, sería capaz de derrotar a los dos grandes partidos punteros en la elección mexiquense y que también estarán como protagonis­tas en 2018.

Nos referimos a la posibilida­d de que la alianza PAN-PRD, con la suma de un 35 por ciento de los votos estimados en una presidenci­al, podría dejar fuera de la contienda a cualquiera de los candidatos del PRI y de Morena, respectiva­mente.

De esa manera, dicen los estrategas azules y amarillos, una potencial alianza entre PAN y PRD en 2018 cerraría el paso al “odiado” PRI, al tiempo que librarían a los mexicanos del peligro del populismo depredador que propone la Morena de López Obrador.

El PAN y el PRI, juntos en la segunda vuelta presidenci­al de 2018, lograrían dejar fuera a las dos versiones del PRI; el histórico que volvió al poder en 2012 y su “remedo” llamado Morena.

Dicho de otro modo, que Acción Nacional y el partido del sol azteca tienen en sus manos la posibilida­d de una segunda vuelta real, que tiene todo para ser ganadora y que dejaría fuera a los extremos del PRI.

El problema son los hombres, los políticos del PAN y del PRD que harán todo por destruir esa posibilida­d.

Al tiempo.

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REUTERS En México no parece haber algún Emmanuel Macron a la vista.
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