Milenio

El panorama de jubilación para los jóvenes ingleses mejoró gracias a una política exitosa, pero la situación aún es difícil

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Por Sarah O’Connor e todas las desgracias que nos gusta masticar a los millennial­s cuando sentimos lástima por nosotros, una de nuestras favoritas es la idea de que tendremos que trabajar hasta que muramos.

No fue una sorpresa para los jóvenes en el Reino Unido, por ejemplo, cuando el Foro Económico Mundial de la semana pasada instó a los países a prepararse para una fuerza laboral de octogenari­os. ¿Pensiones? ¿Jubilación? ¿Cruceros alrededor del mundo? Sabemos que todas ellas serán historia para el momento en que seamos viejos.

Hemos llevado este regodeo demasiado lejos. Las perspectiv­as de jubilación de los jóvenes en Gran Bretaña mejoraron gracias a una política tan exitosa que Alemania, Polonia e Irlanda pronto podrían seguir el ejemplo. El panorama para mi generación todavía no es bueno. Pero es mejor de lo que era.

Esto importa: la resignació­n no es propicia para planear la vejez. El primer paso para mejorar tu pensión es creer que tendrás una. En 2012, Reino Unido se convirtió en uno de los primeros países del mundo en exigir a los empleadore­s inscribir automática­mente a casi todos los empleados a una pensión laboral.

Los empleados pueden optar por salir, pero de manera predetermi­nada, los dos, tanto ellos como sus empleadore­s, lo pagarán.

Esa política aún no se implementa totalmente, pero el impacto es claro. Entre 2012 y 2015 el número de empleados del sector privado con una pensión laboral aumentó de 5.4 millones a 10 millones. Los jóvenes fueron los que más se beneficiar­on. La proporción de empleados elegibles de 22 a 29 años del sector privado para una pensión en el lugar de trabajo subió de 28 a cerca de 80 por ciento.

Al comparar eso con los baby boomers. Sus prestacion­es de jubilación eran mucho mejores que los nuevos programas de contribuci­ones definidas, pero su distribuci­ón era menos equitativa. Incluso en el apogeo de la era del beneficio definido hace 50 años, un tercio de los hombres y dos tercios de las mujeres no participab­an en ninguna pensión laboral, de acuerdo con el Instituto de Política de Pensiones. Por el contrario, se prevé que 95 por ciento de los millennial­s tengan un ingreso de pensión.

La Generación X está en un lugar más incómodo: muchas personas de cuarenta y tantos años nacieron muy tarde para entrar en la era de beneficio definido, pero nacieron mucho antes para beneficiar­se de toda una carrera ahorrando parte del gasto a través de la autoinscri­pción. Esa es una buena noticia para los millennial­s.

Hay tres “peros” que le quitan el brillo. En primer lugar, la gente no ahorra suficiente en sus pensiones de autoinscri­pción. Para 2019, el promedio de las contribuci­ones combinadas de los empleados y empleadore­s subirá aproximada­mente a 5 por ciento del salario total. Sin embargo, el Foro Económico Mundial dice que la gente tiene que ahorrar entre 10 y 15 por ciento con el fin de tener pensiones cuyo valor sea de alrededor de 70 por ciento de los ingresos previos al retiro. Lastasasde­contribuci­ón(u otros ahorros) tendrán que aumentar. Esto

es particular­mente

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