LA ERA DEL MADRID
Con un futbol contundente, el equipo español conquistó su duodécima Liga de Campeones al golear a la Juventus de Turín; además, se convirtió en el primer club en lograr el bicampeonato desde el cambio de formato en 1992
LOS MERENGUES CONQUISTARON SU DUODÉCIMA COPA DE EUROPA AL GOLEAR A LA JUVENTUS EN LA FINAL; ES EL PRIMER EQUIPO QUE LOGRA EL BICAMPEONATO BAJO EL ACTUAL FORMATO
Europa se rinde a los pies del Real Madrid, que con la conquista de su duodécima Liga de Campeones agiganta su leyenda y demuestra que hoy por hoy estamos en una nueva época de gloria para al madridismo.
Lo de ayer consagra a un equipo que, bajo la guía de Zinedine Zidane y el excelso momento futbolístico de Cristiano Ronaldo, ha vuelto a levantar la cara en el continente y empieza a darle forma a una de las mejores versiones de su historia. El 4-1 sobre la Juventus es un mensaje claro de poderío. Pasaron 59 años para que el Madrid volviera a lograr un doblete que incluyera Liga y Copa de Europa. Sí, desde aquellos años en los que era amo y señor de ambas competiciones no se repetía esta gesta para los blancos. Además, los de Zidane se convirtieron en el primer equipo en lograr dos Ligas de Campeones consecutivas bajo el formato actual (cambiado a partir de la temporada 1992-93).
LA FUERZA DEL MADRID
La Final fue un monumento al futbol. Presentaba un duelo de estilos llevado a su máxima esencia. El camino a la leyenda del Real Madrid tenía enfrente al equipo más trabajado del planeta. Intensidad máxima, presión agresiva, líneas selladas. De Mijatovic a la era de Cristiano. De la séptima a la duodécima. Con el Real Madrid con un dominio abrumador del futbol moderno. Tres Champions League en cuatro ediciones. Un dato demoledor.
A Ámsterdam llegó sintiéndose inferior. A Cardiff con el orgullo de sentir como escribe historia del futbol. Consciente de que tenía al mejor de los rivales enfrente. Isco titular para intentar generar desorden en la disciplina táctica. Bale, como arma reserva en la que era su final soñada. La Juve sin sorpresas. Con su identidad.
La agresividad con la que comenzó el conjunto de Allegri, era el escenario donde se de- sarrollaría la final. Entraron mejor al partido, mordiendo en cada balón, con hambre de un título que no ganan desde hace 21 años. Muchas finales perdidas —seis—, heridas por curar ante el rival más laureado. Fue la casa de un Higuaín, con ganas de mostrar que la felicidad también se encuentra lejos del
Real Madrid. En el minuto 3 avisaba con una doble ocasión. Cabezazo al centro de Mandzukic, a las manos de Keylor. Latigazo de diestra que detenía en dos tiempos el portero tico.
El Real Madrid tardó en encontrarse y lo hizo en momentos aislados, sin continuidad en el primer acto. Isco pisaba el balón intentando anestesiar el ritmo y la tensión que se respiraba. Keylor se disfrazaba de salvador mientras sus compañeros encajaban piezas para responder al posicionamiento del Juventus. A los seis minutos Pjanic recogía solo un rechace en la frontal y soltaba un derechazo con sabor a gol, ajustado al palo, ante el que volaba el portero tico para sacar una mano imposible a su derecha, un paradón que evitó la caída de su marco.
El Real Madrid se estiraba aún sin precisión en los últimos metros, mientras que la Juve buscaba la diferencia de centímetros entre Carvajal y Mandzukic. Saltaban chispas en cada choque. El Madrid estaba en un terreno conocido, dominado, pero a la caza de la presa.
Y fue al minuto 20 cuando Kroos irrumpió con fuerza, Benzema conectó con Cristiano que abrió a Carvajal para que inventase su undécima asistencia del curso. Centro raso, al jugador que siempre aparece en las grandes citas para que marcase de disparo limpio de derecha a la red. Imparable para Buffon. Ronaldo máximo goleador de Liga de Campeones por quinto año consecutivo, el tanto 500 del Real Madrid en la competición, primer jugador que marca en tres finales.
Era el momento de demostrar la grandeza para el club dominador total del futbol italiano. Y respondió con celeridad. Solo siete minutos tardó en igualar el duelo. A la espalda de Isco, sin Carvajal en banda, apareció Álex Sandro para lanzar un centro que controló el Pipa con el pecho y la dejó en el aire, para que de tijera y sin dejarla caer, Mandzukic inventase un golazo. Una pintura que adornaba esta final.
Era el justo premio al dominador
Es una temporada única: ganamos la Liga y la Champions. Mi equipo ha estado muy bien hoy, fenomenal” Lo importante es que jugué una temporada impresionante y que el equipo logró el doblete” CRISTIANO RONALDO Delantero del Real Madrid
territorial de la final. Dybala aparecía en fogonazos que hacían daño, Pjanic se descolgaba con calidad, Alves en todas las peleas. Solo Higuaín parecía desenchufado. Cristiano busca el único tanto que le falta, de chilena, y perdonó de cabeza en momentos en los que Ramos y Carvajal recibían dos amarillas evitables que les podían condicionar.
Se había impuesto el bloque del Juventus, que desaprovechó sus momentos de superioridad ante un rival que siempre vuelve. La charla de Zidane cambió todo tras el descanso. El duelo se reanudaba con Cristiano e Isco pisando área rival en segundos. El Real Madrid se adueñaba del balón, recuperaba su identidad y comenzaba a decantar la Final hacia su lado.
El centro del campo era la clave. Apareció la figura de Casemiro dominante, más balón para Isco y Modric, que chutaba en el primer aviso para Buffon.
El juego ya era del Madrid, pero lo debía plasmar en goles. Era el momento clave de la final. Y apareció un invitado sorpresa. Desde 30 metros Casemiro disparó para aliarse con la fortuna. El tiro lo desvió el tacón de Khedira ante
la impotencia de Buffon, que veía como se escapaba de nuevo el único título que le falta. En tres minutos la final quedó sentenciada. Modric robó, desdobló a Carvajal y puso un pase al matador del área, el mejor nueve. Cristiano se adelantaba a todos y firmaba su doblete.
Los intentos de Allegri por resucitar la final eran en vano. Metió a Alves de lateral para buscar velocidad con Cuadrado, que entró tan acelerado que acabó expulsado. El 61 por ciento de la posesión era del Real Madrid. Seis tiros a puerta en la segunda parte plasmaban un recital. Cristiano, Marcelo buscaban más goles. Bale entraba en su casa y rozaba el tanto. Sandro acariciaba la resurrección de la final con un testarazo ajustado al poste, pero los cambios de Zidane cumplían y el broche lo ponía el niño de oro, Marco Asensio, tras una subida de Marcelo. Los mejores laterales del momento abrieron y cerraron una gran final. El Real Madrid engrandece su leyenda y domina otra vez Europa.