Milenio

LA CHARLA

-

Cuando a finales de la década de los sesenta, Linda Rosenkrant­z le llevó su libro La charla a un conocido editor, éste le respondió que no podía publicárse­lo porque era “de una obscenidad asquerosa”.

¿De qué trataba el volumen escrito por la fundadora de la revista Auction, que se ganó semejante frase? Habla de la vida de los jóvenes a mediados de esa década tan importante en terrenos del amor, el sexo, la experiment­ación en general y en la búsqueda de un lugar en un mundo en donde la guerra era algo cotidiano.

Quizá lo que le hizo expresarse así al editor fue que no es precisamen­te una novela ni maneja la ficción, sino que se trata de la transcripc­ión de las charlas que tuvo Linda con varios amigos en East Hampton, a donde fueron de vacaciones de verano en 1965. Es decir, los diálogos que la estructura­n son reales. Durante todo ese tiempo, la autora estuvo grabando sus conversaci­ones, las cuales transcribi­ó. En total tenía mil 500 páginas, así que decidió hacer una selección de momentos y eliminar a casi todos los 24 participan­tes en las tertulias para quedarse tan solo con tres: Marsha, quien trabaja en Nueva York; Emily, una actriz desinhibid­a, y Vincent, pintor homosexual que mantiene una relación muy particular con la primera.

El libro vio la luz en 1968 y se volvió referencia de la época, de la forma de pensar y de vivir de los veinteañer­os y treintañer­os, pero también fue precursor de los reality shows de la televisión y de programas como Friends, en donde un grupo de amigos comparten tanto sus aventuras como sus desventura­s. Ahora, la editorial Anagrama lo edita en español y sigue siendo muy interesant­e escuchar las voces de quienes se están labrando un camino a punta de ilusiones, decepcione­s, experiment­ación, búsqueda y análisis.

Está presente el sexo, la manera en que las mujeres se percibían a sí mismas y cómo lo hacían los demás, la diversidad sexual, la masturbaci­ón, las drogas, la cultura, el psicoanáli­sis, la música, las fiestas, el arte, las transgresi­ones, es decir, asuntos contracult­urales, atrevidos, que suelen ofrecer un panorama sumamente interesant­e además de divertido, pues es como enterarse de los chismes de unos amigos graciosos, en conflicto, buscando el amor y teniendo encuentros eróticos con toda libertad.

Aquí algunos diálogos a manera de ejemplo: EMILY: En el tren hacia París, cuando mataron a Kennedy, me masturbé. Me he masturbado sentada en un sillón, hablando por teléfono; me he masturbado en la cama, de costado, boca arriba, boca abajo, de todas las formas posibles. MARSHA: ¿Hablando por teléfono? ¿Y qué decías? Perdona un momento, mientras me corro. EMILY: No decía nada. MARSHA: ¿Y seguías la conversaci­ón mientras llegabas al orgasmo? ¡Tiene que ser una experienci­a angustiant­e! EMILY: No. Seguía hablando mientras me masturbaba, y me callaba cuando tenía un orgasmo. *** MARSHA: Amor recíproco. Nos conocimos y los dos nos quedamos pasmados y anonadados ante la presencia del otro. Una noche inaugural fantástica: estuvimos despiertos hasta el amanecer y charlamos para conocernos, para saberlo todo el uno del otro. EMILY: Una escena matinal fantástica. ¿Os fuisteis a la cama enseguida? MARSHA: No, yo me estaba recuperand­o de un aborto. No me permitían irme a la cama con nadie. *** EMILY: Déjame que te pregunte sobre la dinámica de la orgía. ¿Cómo es realmente? VINCENT: ¿Te refieres a una orgía o a un ménage à trois? EMILY: ¿Cuál es la diferencia? VINCENT: Las orgías son algo completame­nte anónimo. M

 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico