Sí, ganó el PRl, así
Un entrañable amigo me reprocha lo que he dicho de las elecciones en Coahuila . Dice que juzgué precipitadamente, dejándome llevar por la protesta del PAN, otros partidos y miles de ciudadanos indignados que saturan calles y plazas en aquella entidad.
Cierto que la crispación de multitudes no debe decidir el resultado de una elección, pero es peligroso que los cacicazgos le sigan jalando los bigotes al tigre.
Usted advertirá que el reclamo de mi amigo conlleva dos afirmaciones: una, juzgar con precipitación; otra, haberme dejado llevar por la protesta del PAN y de otros.
Siempre he defendido mis convicciones, no lo que estimo irracional o injustificado, pues la obcecación es de idiotas y bribones. Por eso, mucho repudio de partidos y candidatos, por ejemplo, proclamarse anticipadamente ganadores; pero veamos:
UNO. LA PRECIPITACIÓN. Por mi trayectoria política y el grado de credibilidad —poca o mucha— que tengan mis palabras, reconozco razón en mi amigo: lo prudente era haber esperado a que pasara la tolvanera, para ponderar con serenidad los hechos indubitables.
DOS. HABERME DEJADO LLEVAR POR ESAS PROTESTAS. No lo acepto. Mis comentarios se sustentan en los hechos que han dado a conocer los medios de comunicación, y los comentarios de periodistas, escritores y analistas. Así como en los datos duros informados por las autoridades electorales. Si estoy en algún error, rectificaré; por lo pronto, sostengo mi rechazo a lo que ahí sucedió. Mis principales soportes: 1. ¿Hay quien pueda negar la existencia del cacicazgo que sufre Coahuila, que hace y deshace con los derechos y patrimonios privados y públicos —locales y federales— y que se hizo publicidad en todos los medios, violando la ley, durante todo el proceso?
2. ¿Hay quien niegue la existencia de una ley electoral que permitió, según declaró un consejero del lNE, más de 125 opciones en cada boleta de elector? ¿Eso fue estupidez o picardía?
3. ¿Se vale que al conteo rápido, realizado oficialmente con el total de las actas, se siga un PREP, “con el lOO% de las casillas”, al que la autoridad reconoció que le faltaron más mil de ellas?
4. ¿Dos miembros del Instituto Electoral con militancia y activismo priista?
5. ¿Vale el cómputo final de votos, en los Consejos, si los paquetes no fueron custodiados durante tres días por el Ejército, como en las otras entidades, sino por la Policía Estatal al servicio del gobernador y del crimen organizado?
6. ¿Sirven de algo cientos de actas en poder de los partidos, si la autoridad las tacha de “ininteligibles”?
No nos engañemos, hay mucho más, pero a la democracia en Coahuila, como le sucedió a la gallina apedreada, todos ellos la mataron y ella sola se murió. Sí, GANÓ EL PRI, ASÍ. ¡Bienvenido el 18!