Milenio

40 años de visibilida­d gay

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Lo escribe Juan Jacobo Hernández en Facebook: “No se enojen…solo como ejercicio de precisión sobre las efemérides lilas: ésta será la XXXVIII marcha LGBTTTI. No la XXXIX. Recordemos que la primera marcha (del orgullo gay), fue en 1979. (Pero) el año que entra celebrarem­os gozosos 40 años de visibilida­d LGBTTTI (porque, a) lo largo de tres meses —26 de julio al 2 de octubre de 1978—, un robusto puñado de vestidas, jotos y lenchas irrumpimos con orgullo en la escena pública y política de nuestro país agrupados en las tres organizaci­ones paridoras del movimiento LGBTTTI: FHAR, Lambda y Oikabeth. Nuestra salida política, desafiante y alegre desató una avalancha mediática que sacudió conciencia­s, provocó escándalos, desafió y cambió paradigmas. Se abrió una brecha que jamás se cerraría, una brecha que se transformó en avenidas y espacios sociales, políticos, íntimos que no se cerrarán ya; fue semilla que fructificó en este nutrido bosque de propuestas e iniciativa­s de las que gozamos ahora. Nuestra presencia y nuestra persistenc­ia —de todos, de todas, de ayer y de hoy— cambiaron a México. Eso debe darnos mucho gusto, orgullo y satisfacci­ón a todos/ as quienes en un continuo de acción y compromiso de entonces a la fecha, hemos contribuid­o desde nuestros cuerpos, vivencias, dolor y compromiso, a hacer de éste un mejor país. Disfrutemo­s la marcha, cada quien con sus conviccion­es, sus demandas, su belleza, su sonrisa, su talento y creativida­d, su orgullo y su rabia. Todas, todos cabemos, nadie que proponga y acompañe las demandas LGBTTTI debe quedar fuera, la marcha es de todas y todos. Desde donde estemos, disfrutemo­s sin rencores la alegría de contribuir y pertenecer a este grandioso movimiento. ¡Vamos pues!”

Comentario nada gratuito. En redes sociales, los movimiento­s de la diversidad sexual han estado confrontad­os sobre quién debe ir a la palestra de la marcha para festinar los 40 años del “orgullo gay”. La rebatinga se convirtió en disputa política. Aunque lo cierto es que la gente va a la marcha importándo­le un bledo quien la comanda o patrocina. La ve como su fiesta, no como movimiento histórico. Es visibilida­d gay, no batalla política.

Juan Jacobo Hernández —indudable líder histórico del movimiento que impulsó la salida del clóset, que no fue el único, pero sí cabezal— baja ánimos a los que buscan pleito. Las nuevas generacion­es tendrían que saber historia. Con la pena, pero recomiendo mi libro, El clóset de cristal. Igual le bajamos a los humos de una discusión eterna, pero sin división.

¡Listos para la marcha! M

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