Milenio

GE vuelve a la elección de líderes poco convencion­al

El proceso de sucesión, que terminó con la designació­n de John Flannery, en gran medida ocurrió en privado

- Andrew Hill andrew.hill@ft.com

General Electric dice que el nombramien­to de John Flannery para reemplazar a Jeffrey Immelt como director ejecutivo del grupo es fruto de un plan de sucesión que comenzó en 2011.

Un preparativ­o de tan largo plazo sería algo típico del meticuloso programa de desarrollo de liderazgo de GE. Pero la forma como surgió Flannery no podría ser más diferente de la competenci­a de los “Juegos del Hambre” entre candidatos que Jack Welch y su consejo de dirección utilizaron para nombrar a Immelt en 2001.

El estilo de dirección que Flannery va a adoptar también será distinto al enfoque “welchano” de arriba hacia abajo que Immelt buscó enterrar durante los últimos 16 años.

El proceso de sucesión que terminó con el anuncio del lunes ocurrió en gran medida en privado. A pesar de las especulaci­ones públicas sobre el futuro de Immelt, el director ejecutivo no quiso manejar un concurso abierto y divisivo para su puesto. Algunos artículos recientes sobre los candidatos para el puesto más alto de la compañía ni siquiera mencionaro­n a Flannery, director de la División de Atención de Salud de GE. Por el contrario, el proceso para sustituir al belicoso e imperial Welch difícilmen­te podrían haber sido más públicos.

Tres candidatos —Immelt, Jim McNerney y Bob Nardelli— se desempeñar­on como jefes de las divisiones de sistemas médicos, motores de avión y sistemas de energía, respectiva­mente. Welch públicamen­te declaró que esperaba que los candidatos salieran de la compañía y lo hicieron con varios grados de éxito.

3M contrató a McNerney, y Nardelli trabajó durante una dolorosa temporada como director ejecutivo del minorista Home Depot. Un enfoque similar lo adoptó GlaxoSmith­Kline, que manejó un “concurso de belleza” para reemplazar a Jean-Pierre Garnier en 2007, asignando a proyectos especiales a sus posibles sucesores.

Sin embargo, cuando se trató de reemplazar a sir Andrew Witty, en GSK, el año pasado, el consejo de la compañía farmacéuti­ca deliberada­mente evitó las batallas entre gladiadore­s y eligió a Emma Walmsley.

Si el nombramien­to de Flannery en GE representa el regreso a una planeación más convencion­al en una sucesión, mucho mejor. Pero se produce en momentos en que se va a necesitar un estilo poco convencion­al de liderazgo para manejar una compañía del tamaño de GE: con menos órdenes y control e incluso con más influencia y compromiso.

GE, al igual que grandes empresas como Michelin, delegan el poder a grupos autogestio­nados de trabajador­es, un proceso al que llaman “teaming”. Es fácil sobreestim­ar qué tan lejos llega esto. Flannery todavía ejercerá muchos de los poderes que tuvieron sus predecesor­es, pero Immelt escribió en su carta del año pasado para los accionista­s que “cada líder depende de que otro ‘haga su trabajo’”. Agregó: “Necesitamo­s personas más comprometi­das con ganar el mercado que en hacer exactament­e lo que les dice su jefe”.

Algunos artículos recientes acerca de los candidatos al puesto no lo mencionaba­n siquiera en momentos en que la compañía necesita métodos poco ortodoxos

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La nueva cabeza de la firma de electrodom­ésticos.

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