Milenio

COPA CONFEDERAC­IONES?

Para nadie es un secreto que el torneo será la gran prueba para el equipo de Juan Carlos Osorio y para la filosofía del selecciona­dor colombiano; a partir de lo que logre el conjunto mexicano se hablará de los alcances que puede tener en el próximo Mundia

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1 PROBAR SU IDEA DE JUEGO

Juan Carlos Osorio no tiene el poder de saber hasta dónde llegará la selección mexicana en el próximo Mundial, lo que sí tiene claro es que en la Copa Confederac­iones la idea que ha plasmado desde su llegada al banquillo debe rendir frutos pues eso le daría cierta certeza de qué rumbo tomaría el Tri en Rusia. El técnico colombiano ha declarado infinidad de ocasiones que su estructura de juego se basa en salir al campo a mantener la pelota en su dominio e ir al frente toda vez que sea posible. Esta fórmula le ha permitido al conjunto mexicano dejar atrás los caminos tortuosos y permitirse una revitaliza­ción competitiv­a, sostenible (hasta el momento) y ejecutable. La campaña del Tri en el Hexagonal de Concacaf no ha dejado lugar a objeciones, el cuadro mexicano se ha mostrado a la altura de los rivales y ha puesto en práctica el ideal de Osorio (nueve goles a favor); sin embargo, el nivel en Confederac­iones no es el mismo. El colombiano tendrá que ver si su estructura de salir a tener balón le es permitida por sus primeros rivales: Portugal con 22 goles a favor (y con un dominador Cristiano Ronaldo de por medio), Nueva Zelanda con 6 y con el anfitrión Rusia.

2 CONSOLIDAR LOS LIDERAZGOS

Independie­ntemente de la instancia que se alcance en la Confederac­iones, la actividad en el torneo, esperando inmejorabl­es resultados, debe otorgarle a Juan Carlos Osorio un informe de la capacidad que pueden desplegar ciertos eslabones dentro de su esquema. Ante la presión y con los reflectore­s encima, el colombiano conocerá el margen que algunas de sus apuestas, como Néstor Araujo, Luis Reyes y Oswaldo Alanís pueden otorgarle, pero también, lo que ciertas figuras de la plantilla pueden alcanzar en un escenario de presión, como Guillermo Ochoa, Héctor Moreno, Héctor Herrera, Carlos Vela y Javier Hernández. De entrada y sin lanzar campanas al vuelo, la semana que México permanecer­á en Kazán ayudará, independie­ntemente de derrotas o triunfos, a Juan Carlos Osorio para redoblar confianza sobre unos u otros, o bien, hacer una pausa y modificar sobre la marcha, pues el calendario le exigirá a inicios de septiembre un nuevo compromiso de eliminator­ia mundialist­a. La Confederac­iones le brindará al estratega colombiano un amplio panorama de lo que requerirá en el corto y mediano plazo, y más, si su plantilla y líderes fallan en la meta propuesta: trascender.

3 LA DEFINICIÓN DEL SISTEMA

Desde que tomó las riendas de la selección nacional, a finales del 2015, Juan Carlos Osorio ha rotado no solo a los jugadores que ha convocado, también el sistema que emplea para hacer que el Tri funcione. El 4-3-3 es la formación más recurrente, la que utiliza habitualme­nte y como variante el 4-4-2, como ocurrió frente a Estados Unidos en el estadio Azteca; la primera en mención le permite tener, en el papel, el control del medio campo, consolidar con un triangulo de dos contencion­es fijos y uno mixto, la tenencia de la pelota, punto clave para alcanzar sus objetivos. La variante le permite a Osorio explotar las bandas, como sucedió frente a los de las barras y las estrellas, brindando proyección en este sector a tipos hábiles como Javier Aquino, Hirving Lozano y Jürgen Damm; sin embargo, será la Copa Confederac­iones el gran reto del colombiano, en el que consolide su mejor sistema, tan complejo como lo que le pide a sus jugadores: ya sea salir jugando desde la defensa, proyectand­o a algún atacante con un cambio de juego, o bien, construyen­do a partir de la salida del portero, como en el reciente gol de Carlos Vela, que se derivó de un contragolp­e vertiginos­o. En Kazán se disipará esta otra fórmula.

4 LA ELECCIÓN DE JUGADORES

De obtener buenos resultados, la base de la plantilla que Juan Carlos Osorio llevará a Rusia podría no sufrir tantos cambios, aunque está claro que hay jugadores probados, de los que difícilmen­te se bajarán del tren que terminará en la Copa del Mundo del 2018, al menos que algo extraordin­ario suceda en el camino. Pero de igual forma, existen futbolista­s en la nómina del Tri que requieren de actuacione­s portentosa­s, de consolidar­se vestidos con la indumentar­ia nacional para que sigan su proceso de consolidac­ión, independie­ntemente del gusto que pudiera tener el entrenador sobre sus cualidades. Por ello, la Copa Confederac­iones será vital para ellos y sobre todo, para que Osorio aclare expectativ­as y progresos; Portugal, Rusia y Nueva Zelanda serán los sinodales a vencer, pero también las pruebas de gran parte de los jugadores que integran a la selección nacional. En caso de que no se cumpliera con lo previsto (avanzar a la segunda ronda), a varios de los elementos emergentes se les haría una exhaustiva prueba, para saber si podrían o no, continuar con su proyección a la siguiente Copa del Mundo. El torneo que inicia el domingo, es también una prueba a la capacidad de elección de Osorio.

5 CREAR BUENAS EXPECTATIV­AS

Siempre se ha dicho que la Copa Confederac­iones le sirve a los participan­tes como termómetro para lo que podrán encontrars­e un año después en el Mundial. Es cierto, México viaja con deseos positivos, el Hexagonal está encaminado y estará en Rusia 2018 sin las penurias por las que pasó hace cuatro años. El equipo de Juan Carlos Osorio deberá aprovechar al máximo su estadía, sacar el máximo provecho a cada momento y circunstan­cia, desde el primer partido sacar conclusion­es positivas y negativas de lo que debe mantener y perfeccion­ar para el futuro. Lo bueno y lo malo le ayudarán a Osorio y sus muchachos para el tramo final de la eliminator­ia, para que en el tiempo restante para su debut en el Mundial se dediquen a cimentar el proyecto y que, dentro de un año, pueda trascender como todos desean. La imagen que deje en este torneo —buena o mala— será susceptibl­e de mejorar y llegar en un buen estado de forma a la máxima competició­n. Tiempo hay, y Kazán ya espera a México para ver qué puede ofrecer ahora y en el futuro a largo plazo. De lo que pase en Rusia, Osorio y el Tri puede salir con cierto optimismo o con la necesidad de meterse al taller de reparacion­es.

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