Milenio

Yo quiero mis jaiboles

- JAIRO CALIXTO ALBARRÁN

Se supone que para evitar linchamien­tos y demás acciones multitudin­arias agresivo-compulsiva­s existe la autoridad. Y que cuando un personaje que sin duda se ha ganado a pulso un linchamien­to a domicilio como el presunto violador y asesino de la niña Valeria en el idílico territorio en que se había convertido Ciudad Neza, según afirmó Juan Zepeda, la autoridad tendría que tomar todas las providenci­as necesarias para que el fulano en cuestión fuera condenado por la justicia y no por una turba enardecida. Esto en un mundo de colores, no en la realidad mexicana, pues ya se supo que esta criatura del averno acabó muerto en el penal de Neza, poco después de que trascendie­ra que habría sido violado una vez que llegó a esas instalacio­nes tan humanitari­as ubicadas en el Bordo de Xochiaca.

Si bien es eso lo que pedía la tribuna, no quiere decir que necesariam­ente se tenía que cumplir.

Y ya vemos al secretario de Gobierno del Edomex, el señor Manzur, alegando que hay muchos presos en sus cárceles y que no se puede cuidar a todos y cada uno de los reos, sería imposible. Todo en la misma lógica que manifestó con la propia historia de Valeria (no se puede andar cuidando a las chorromil combis, menos a las que notoriamen­te se pasan el reglamento por el Arco del Triunfo) y en el asunto de Zumpango (no, joven, cómo le vamos a hacer para impedir que existan esos polvorines, si hay un titipuchal).

Eso se llama eficiencia y sentido del derecho y de las políticas públicas. Para la otra a aquellos que se ganen la animadvers­ión generaliza­da de la masa, en vez de llevarlos al MP y luego al tambo, mejor que los fusilen en caliente, para qué perdemos tanto tiempo.

Que ese sea el nuevo rumbo del debido proceso, porque el de ahora está peor que el de la Ruta 7 del Metrobús, la que Mancera quiere defender cual Jolopo al peso.

Y lo mejor es que para que no se diga que no hay justicia en la tierra prometida de Eruviel, ya corrieron al director del reclusorio. ¡Qué tranquilid­ad! Ya no correrán los rumores de que todo este show está más arreglado que las elecciones en Atlacomulc­o.

Como quiera que sea, podemos dormir tranquilos, ya estas cosas no se van a repetir cuando llegue el gobierno del primazo.

Por eso me paro de pie al escuchar las palabras del presidente del PRIcámbric­o, Ochoa Reza, que a pesar de estar disputándo­se el puesto con Gamboa Patrón y Ulises Ruin, dos ejemplos de humanismo, sin dudar un ápice afirmó que “a mí también me indigna la corrupción”, que es como si Jelipillo Calderón anunciara que ya no le gustan los jaiboles. M

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