Bulean 23 ex presidentes de AL a Maduro
Trump da marcha atrás a la orden de Obama para normalizar relaciones con Cuba Rechaza la isla la “retórica hostil” del estadunidense y llama al diálogo
Elpresidenteestadunidense, Donald Trump, anunció ayer nuevas medidas que restringen la política de apertura hacia Cuba, establecida por Barack Obama, y dijo que su gobierno mantendrá el régimen de sanciones hasta que se liberen todos los presos políticos y haya elecciones libres en la isla. “A partir de ahora estoy cancelando completamente el acuerdo unilateral con Cuba”, dijo Trump en un pequeño teatro rodeado de anticastristas en Little Havana, barrio del exilio cubano en Miami.
Trump va limitar los viajes de estadunidenses a la isla buscando impedir toda posibilidad de turismo de los ciudadanos de su país, que por ley lo tienen prohibido pero que lo practican gracias a las flexibilizaciones de Obama, y tratará de que no llegue financiación norteamericana al gobierno del presidente Raúl Castro.
La medida tiene en el punto de mira a GAESA, el brazo empresarial de las fuerzas armadas cubanas, que controlaría 60% de la economía de la isla y 80% del sector turístico.
Las 12 categorías de estadunidenses, desde empresarios hasta científicos, deberán contar con una autorización específica para viajar a la isla y podrían ser multados si almuerzan en un restaurante o se alojan en un hotel que Washington considere tiene vínculos con empresas militares.
Trump reimpondrá el requerimiento de que los viajeros puedan visitar Cuba solo con grupos fuertemente regulados y no en solitario.
En los cinco primeros meses de 2017 viajaron a Cuba 285 mil estadunidenses, el mismo número que en todo 2016.
Trump, además, exigió que Cuba convoque elecciones bajo supervisión internacional, libere a los presos políticos y legalice los partidos.
Pero la mayor parte de la herencia del demócrata se mantiene, incluidas las embajadas en Washington y La Habana, que reabrieron sus puertas en 2015 tras más de 50 años de ruptura diplomática.
Los vuelos comerciales directos y los cruceros continuarán. Las remesas desde EU seguirán fluyendo. Y no reinstaurará la política de “pies secos, pies mojados”, que garantizaba residencia a los cubanos que lograban pisar suelo estadunidense y que Obama eliminó poco antes de dejar la Casa Blanca.
Analistas consultados consideran que los cambios de Trump permitirán al gobierno de Castro volver a construir un enemigo que le sirva de excusa en pleno anuncio del relevo para el siguiente año de la presidencia cubana.
Detrás del giro de Trump está el cumplimiento de la promesa que hizo en campaña a los viejos exiliados anticastristas de Miami para afianzar su voto cuando parecía que Florida sería determinante para la victoria electoral.
Pero Trump no ha revertido como les sugirió que haría la política de Obama hacia Cuba, que según las encuestas aprueba una mayoría de tres cuartos de la población estadunidense. Podría haberlo hecho solo firmando órdenes ejecutivas.
Y tampoco ha ido todo lo lejos que pretendían el senador Marco Rubio y el congresista Mario Díaz-Balart, ambos republicanos de Florida y anticastristas de origen cubano.
Rubio está en la Comisión de Inteligencia que investiga la presunta interferencia rusa en las elecciones y si existen lazos con la campaña de Trump.
La semana pasada fue muy criticado por ayudar al presidente en la comparecencia del ex jefe del FBI James Comey, despedido por Trump en el momento que investigaba las posibles conexiones con Moscú. Dos noches antes había cenado con él en la Casa Blanca.
El gobierno cubano rechazó la decisión Trump pero dejó una puerta abierta a la continuidad de los vínculos bilaterales, al advertir que posteriormente hará “un análisis más profundo del alcance y las implicaciones” de esas medidas.
“Cualquier estrategia dirigida a cambiar el sistema político, económico y social en Cuba, ya sea la que pretenda lograrlo a través de presiones e imposiciones, o empleando métodos más sutiles, estará condenada al fracaso”, dijeron las autoridades en declaración de prensa.
Agregaron que “los cambios que sean necesarios en Cuba, como los realizados desde 1959 y los que estamos acometiendo ahora como parte del proceso de actualización de nuestro modelo económico y social, los seguirá decidiendo soberanamente el pueblo cubano”.
La Habana reiteró “su voluntad de continuar el diálogo respetuoso y la cooperación en temas de interés mutuo, así como la negociación de los asuntos bilaterales pendientes con EU”, pero sin condicionamientos.m