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POSEE UNO DE LOS MEJORES MICROCLIMAS DEL PAÍS, POR LO QUE SE PUEDEN DISFRUTAR ACTIVIDADES AL AIRE LIBRE EN SUS PARQUES ECOTURÍSTICOS
Ubicado a escasos 90 minutos de la Ciudad de México, el Pueblo Mágico de Ixtapan de la Sal, en el Estado de México es uno de los principales polos de atracción para quienes buscan clima cálido, excelente gastronomía y aguas termales, de las que se dice, tienen propiedades curativas. De ahí que desde la época prehispánica sea uno de los sitios más visitados de la entidad. Y es que en ningún otro lugar cercano a la capital del país se ofrecen experiencias propias de un pueblo típicamente mexicano, además de un sinfín de actividades con el agua, uno de elementos que enamoran nada más al llegar.
De hecho, el balneario municipal “El Bañito” -inaugurado hace más de 60 años-, fue el detonador del turismo, ya que ofrece diversos servicios para toda la familia.
Su atractivo principal son las afamadas aguas termales que brotan desde las entrañas de la tierra a una temperatura de 38°C, con una rica mezcla de minerales, que se tiñen de diversas tonalidades: verde claro y oscuro, o café, dependiendo de la época del año. Los expertos afirman que desintoxican el cuerpo.
Por las noches, en el fin de semana, este lugar abre sus puertas a los adultos. Así que es una opción para disfrutar con mayor tranquilidad de las bondades del lugar.
Se recomienda comenzar en las tinas de hidromasajes -de 30 a 50 minutos-, para proseguir en los borbollones –debido a la temperatura del agua, se aconseja estar máximo cinco minutos- y terminar en la alberca de barro; se suele untar en la cara o todo el cuerpo y después de unos minutos eliminar los residuos. Al final deja una sensación en la piel de suavidad y limpieza.
Además, tiene un servicio de bar, que funciona de las 20:00 a 23:30. El acceso nocturno tiene un costo menor a los 100 pesos por persona; la estadía se prolonga hasta las 2:00 hrs.
Para quienes prefieren relajarse durante el día, está en Spa Iztapancihuatl, que cuenta con un amplio menú de tratamientos para el cuidado de la piel (faciales y envolventes), así como 15 tipos de masajes. También tienen tratamientos para niños. Otro de los sitios emblemáticos es el Centro Histórico, pues aquí se ubica la Parroquia de la Asunción de María, ejemplo de la finura con que se trabajaba la piedra en la época colonial.
De estilo plateresco, fue construida por los frailes franciscanos en el siglo XVI. Su fachada posee una torre y una portada decorada estilo tequitqui o indocristiano; es decir, que se plasmó la interpretación indígena de la iconografía europea. En el interior destaca el púlpito de estilo barroco finamente tallado de madera estofada y un Cristo de caña, conocido como el “Señor del Perdón”.