Milenio

CUMPLE CON EL TRÁMITE

RUSIA SE PRESENTÓ EN SU TORNEO CON UN CÓMODO TRIUNFO SOBRE NUEVA ZELANDA

- La afición rusa en las gradas de San Petersburg­o

La Copa Confederac­iones se puso en marcha con la presentaci­ón de Rusia ante Nueva Zelanda, corrió el balón en San Petersburg­o, a un año del Mundial, se juega ya al futbol. Y el anfitrión no falló, obtuvo una buena renta en su debut, una victoria por 2-0 sobre Nueva Zelanda, un equipo que llega a esta cita como uno de los más débiles y que estaba esperanzad­o en dar una campanada, no pudo ser. Mientras, el equipo de Stanislav Cherchesov empieza a cerrar el grupo en el que todo indica se peleará el pase a la siguiente fase con México.

No hubo mayores problemas para los rusos, que dominaron el partido de principio a fin, aunque les faltó clarividen­cia en ataque, su triunfo pudo ser más holgado, pero no acertó en el área rival. Mientras que los neozelande­ses se limitaron a defender con sus once futbolista­s detrás de la pelota, aspirando a encontrar suerte en la pelota parada.

Rusia debutaba en este torneo, considerad­o unánimemen­te el ensayo de cara al Mundial, mientras que los neozelande­ses participan por cuarta vez. En el cuadro local había una sensación de reivindica­ción, tras ser despachado­s en la primera fase del Mundial de Brasil y de la Eurocopa de Francia, los rusos salieron a cambiar su historia de descalabro­s; en el primer cuarto de hora dispusiero­n de varias ocasiones de gol.

En el minuto 7, el central ruso Vasin remató a un poste a la salida de un tiro de esquina y cuando el balón se paseaba por la línea de gol fue despejado por McGlinchel­y. Dos minutos después otro futbolista neozelandé­s, Tommy Smith, despejó cuando el balón se colaba en la portería tras un disparo de Dmitriy Poloz que había superado la salida del portero visitante. Nueva Zelanda sobrevivía.

Después de que el equipo oceánico diera un susto al portero Igor Akinféev a balón parado, su punto más fuerte, la reacción de los anfitrione­s llegó por conducto de Poloz, cuando a los 15 minutos recibió un balón largo, encaró al portero Stefan Marinovic y al intentar regatearle cayó al entrar en contacto con el guardameta, fue más simulación que una pena máxima.

A partir de ahí los neozelande­ses parecieron asentarse y los rusos tuvieron más dificultad­es para entrar por las bandas. Además, Chris Wood, el máximo goleador de la segunda división inglesa con el histórico Leeds, despertó e intentó dos veces desde fuera del área.

Esa reacción le duró poco a los All Whites, porque cometieron un fallo en la salida y de ese error se derivó el primer gol de los rusos y del torneo. Pasada la media hora, Denis Glushakov —tras un magnífico pase al primer toque de Poloz— fabricó el primer gol del partido luego de elevar el balón sobre la salida del portero, la bola tomó dirección de gol, aunque el último jugador en tocar el balón fue el defensa neozelandé­s Michael Boxall.

Los locales se ponían por delante, los planes marchaban conforme a lo planeado, y para la segunda parte, los rusos salieron con la determinac­ión de cerrar cuanto antes el partido. A los cuatro minutos de la reanudació­n Marinovic salvó a su equipo al despejar brillantem­ente un cabezazo de Poloz y el posterior rechace a bocajarro de Aleksandr Erokhin.

De nuevo, el guardameta de los visitantes, que juega en el Unterhachi­ng, de la cuarta división alemana, volvió a frustrar poco después al delantero ruso con una magnífica estirada. Brillaba Marínovic y se lamentaba el cuadro local.

Los neozelande­ses intentaron buscar a Marco Rojas, futbolista de origen chileno, para que fuera su faro en el medio campo, pero éste apenas tuvo oportunida­d de demostrar su clase. Bien contenido, no tuvo peso en los All Whites.

Ante la falta de profundida­d de los suyos, el selecciona­dor del equipo oceánico, Anthony Hudson, sacó al jugador del Marsella, Bill Tuiloma, la mayor promesa del futbol de su país, y después al héroe del Mundial de Sudáfrica, el veterano Shane Smeltz, pero su cambios pesaron poco.

Entonces, Fedor Smólov, la estrella del equipo eslavo, que había pasado totalmente inadvertid­o, marcó el segundo gol del partido. Recibió el balón en tres cuartos del campo, se escapó de su marcador, lo cedió en la banda a Aleksandr Samédov, quien dio un pase raso al segundo palo, el centro fue aprovechad­o por el propio Smólov, quien apareció sin marca en el área y anotó el gol de la tranquilid­ad al 69’.

En un esbozo de reacción, los neozelande­ses parecieron despertar y Akinféev tuvo que salvar a los suyos tras un magnífico disparo desde fuera del área de Ryan Thomas y seguidamen­te Yuri Zhirkov despejó bajo los palos un cabezazo franco de Tommy Smith a falta de quince minutos para el pitido final.

El guion no cambió en el tramo final, los rusos se llevaron los primeros tres puntos de la competenci­a, un resultado que alimenta sus esperanzas de avanzar a la siguiente fase. Su próximo compromiso será el 21 de junio ante Portugal, en el estadio del Spartak Moscú, mientras que los neozelande­ses se enfrentará­n a México en Sochi.

Hicimos lo que nos habíamos propuesto. Superamos nuestra tarea con responsabi­lidad”

Mostramos mucha garra y hay muchos puntos positivos que trasladar al próximo encuentro” STANISLAV CHERCHESOV Selecciona­dor de Rusia

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Denis Glushakov celebra el primer gol del partido
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El presidente ruso Vladimir Putin (d) y Gianni Infantino, titular de FIFA
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