Prueba para el Mundial
Las dos ocasiones que México ha cumplido con el proceso de un técnico, la mayoría del plantel que llevó a Confederaciones repitió en la Copa del Mundo
Pocas coincidencias existieron en los procesos de selección nacional entre Manuel Lapuente y Ricardo La Volpe; si bien ambos clasificaron a las respectivas Copas del Mundo que debían (1998 y 2006), y lo hicieron ofreciendo un estilo de juego definido, en sus caminos se encontraron, previo a llegar a la gran justa, con un torneo como la Copa Confederaciones que les ayudó a disipar gran parte de las dudas por el rendimiento de sus dirigidos y que garantizó, para la gran mayoría de su plantel, más de la mitad de plazas que llevaría un año más tarde al Mundial.
Eran los primeros días de un diciembre frío en 1997, cuando la última edición del torneo, antes llamado Copa Rey Fahd, enfrentaría a México con rivales de diferentes jerarquías. A pocos meses del Mundial de Francia 1998, Manuel Lapuente convocó una lista de 20 futbolistas que destacaban en la Liga local y que para la selección representaban un recambio generacional; el entrenador estaba convencido a groso modo de sus elementos.
Ya en Arabia Saudita, los resultados tomaron desprevenida a una selección que careció de suerte, pero también de cohesión entre sus líneas, sobre todo en el ataque. México sucumbió ante Australia, en el estreno de su participación (1-3), goleó 5-0 a los locales, gracias a dobletes de Francisco Palencia y Cuauhtémoc Blanco y un tanto más de Braulio Luna, pero en el último compromiso de la fase de grupos, el Brasil de Romario eliminó al Tri con un 3-2 en el marcador final.
Aquel combinado nacional se quedó al borde de clasificar a la siguiente ronda, pero Lapuente sacó conclusiones suficientes, para, previo al Mundial de Francia, dar una lista en la que repetían 15 de los 20 futbolistas que llevó a Arabia Saudita; Paulo César Chávez, Noé Zárate, Markus López, Francisco Gabriel de Anda y Manuel Abundis quedaron fuera de la Copa del Mundo, respecto a su participación en el torneo anterior; a Manolo le sirvió la experiencia previa para revalidar 68 por ciento de su plantel, sí, pero también para incrustar la experiencia de jugadores como Jorge Campos, Marcelino Bernal, Alberto García Aspe, Ricardo Peláez y Jaime Ordiales, así como jóvenes revelaciones: Jesús Arellano y Joel Sánchez.
Las cifras se repitieron casi 10 años más tarde. Ricardo La Volpe estaba a cargo de la selección mexicana en la Copa Confe- MANUEL LAPUENTE dirigió en dos Copas Confederaciones (1997 y 1999), en la segunda, celebrada en México, alcanzó el título. deraciones (ya en su formato actual), cuando el Tri partió hacia Alemania; era el torneo previo al Mundial, la gran prueba para su sistema y, sobre todo, para sus convocados. Como un año después, el Bigotón prescindió de Cuauhtémoc Blanco, pero refrendó la confianza en su grupo más constante, por lo que futbolistas como Francisco Fonseca, Jared Borgetti o Rafael Márquez, estuvieron en dicha justa.
En fase de grupos, México se impuso 2-1 a Japón y repitió la dosis ganadora, pero esta vez por la mínima, frente a Brasil, para culminar con un empate sin goles ante Grecia, con la polémica del doping no esclarecido de Salvador Carmona y Aarón Galindo, así como la exclusión de ambos del torneo y a la postre del Mundial de Alemania; sin embargo, el equipo mantendría el ritmo competitivo y el alcanzaría para darle batalla a Argentina en semifinales, perdiendo en penales (5-6) después de 1-1 en tiempo agregado y después hacer lo propio frente a Alemania (43), sucumbiendo, pero dejando un grato sabor de boca. Meses más tarde, La Volpe mantuvo la base y 15 de los 23 elementos que acudieron a la Confederaciones (68%), fueron seleccionados para el Mundial. Las bajas obligatorias de Carmona y Galindo abrieron un hueco en la lateral derecha, que ocupó José Antonio Castro, y en la central, que Francisco Maza Rodríguez supo aprovechar, mientras que Guillermo Franco, Jesús Arellano, Claudio Suárez, Rafael García y Guillermo Ochoa, se colaron en el último suspiro. Aquella Copa le sirvió al argentino para depurar y perfeccionar su lista.
De las otras dos ediciones de la Confederaciones que se ha disputado previo a una Copa del Mundo, México ha tenido cambio de entrenador en el proceso. En el 2001, Enrique Meza llevó a un cuadro experimental a CoreaJapón, que padeció en serio y se llevó tres derrotas a cuestas (contra Australia, Corea del Sur y Francia). Un año más tarde, pero ya con Javier Aguirre como entrenador verde, de aquel equipo, el Vasco solo volvió a considerar a cinco elementos para repetir: Jared Borgetti, Jesús Arellano, Johan Rodríguez, Oswaldo Sánchez y Germán Villa.
Hace cuatro años, en la era de José Manuel de la Torre, lo que parecía miel sobre hojuelas y un idilio casi perfecto entre el DT, la afición y los resultados, tocó su punto más bajo en la Confederaciones, misma en la que la selección sumó dos derrotas (Italia y Brasil) y apenas un triunfo frente a Japón (1-2); un par de meses más tarde, Chepo dejaría el timón del equipo nacional y aunque su relevo, Miguel Herrera, parecía que depuraría al equipo, a Brasil 2014 terminó por llevar a 13 de los 23 seleccionados que un año antes pasaron el mal trago en tierras brasileñas (56%).