¿Ilegalidad y/o degradación de procesos electorales?
El jueves pasado, MILENIO tuvo el tino de invitar a Ciro Murayama, consejero del Instituto Nacional Electoral (INE), a compartir sus puntos de vista sobre los recientes procesos. A diferencia de lo que yo escribí el pasado miércoles —sostuve que tanto el INE como el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) podían sumarse a la lista de perdedores en la medida en que no reconocieran las cuantiosas irregularidades e ilegalidades cometidas por los partidos, especialmente por el PRI, ya que ello incrementaría el ya preocupante descrédito de esas instituciones—, Ciro no comparte la visión negativa de lo ocurrido en esos comicios.
Es de agradecer que un funcionario del INE participe en el debate de un tema de enorme relevancia y aporte información. Coincido con él en que el INE realizó con eficacia tareas básicas como la capacitación de los funcionarios y la instalación de miles de casillas electorales que hicieron posibles los comicios. No hubo fallas ni omisiones. Pocos analistas valoran ese enorme esfuerzo organizativo del INE y los ciudadanos.
A partir de los datos del funcionamiento de las casillas con los funcionarios originalmente designados, Murayama desmiente, con toda razón, que la muy baja sustitución de funcionarios haya sesgado la votación en favor del PRI o que hayan tenido éxito los esfuerzos por inhibir el voto, ya que los niveles de participación fueron superiores a los de hace seis años. Además, Ciro asegura que la distribución de spots publicitarios (644 mil, 70 por ciento correspondiente a los partidos de oposición) y del financiamiento otorgado a los partidos para las campañas (mil 355 millones de pesos en los cuatro estados, de los cuales 60 por ciento fue para los partidos no aliados con el PRI) impide que los derrotados puedan alegar que compitieron en “condiciones inaceptables de asimetría”.
Tiene razón en que los recursos públicos y el acceso a medios empareja bastante la cancha donde compiten. Pero también lo es la enorme cantidad de dinero en efectivo, no rastreable, que se gasta en las campañas (y estas elecciones no fueron la excepción) es ilegal. Creer que el único gasto de campaña corresponde a lo que los partidos reportan en la contabilidad oficial entregada al INE es de enorme ingenuidad. El problema es que el marco normativo electoral no es eficaz para reducir los gastos de las campañas, ni para que el INE pueda fiscalizarlo realmente. Confundir la realidad con lo validado jurídicamente es un error en el que no debiera caer el INE.
Sobre las irregularidades ocurridas el día de la jornada electoral en Coahuila (paquetes abiertos, actas alteradas, etcétera), Ciro Murayama señala que no se han presentado las pruebas fehacientes (las actas en poder de los partidos para cotejarlas con las supuestamente alteradas) ni datos sobre en cuántas casillas ocurrió el supuesto fraude. Y asevera que si las tuvieran ya las hubieran dado a conocer. Todo parece indicar que, efectivamente, el PAN no tiene el 100 por ciento de las actas (se dice que únicamente tiene 70 por ciento de ellas) y, por tanto, no pueda demostrar el eventual fraude. Habrá que esperar el fallo del TEPJF para conocer qué tipo de evidencia presentó Acción Nacional, pero aún en el caso de la ratificación del triunfo del PRI, hay demasiados indicios de conductas sospechosas. ¿Es casualidad que al PREP le haya faltado contabilizar 28 por ciento de casillas y el PAN no haya tenido representante en 30 por ciento?
Mi punto de discrepancia con Ciro es que hay demasiados hechos irregulares, como las prácticas clientelares (no ilegales), hechos ciertos pero no demostrados jurídicamente (el gasto excesivo de campaña) e intentos (probablemente insuficientes) de alteración de resultados que resultan en una degradación de la calidad de los procesos electorales y que las autoridades no lo reconozcan políticamente va contra su credibilidad. M
El problema es que el marco normativo electoral no es eficaz para reducir los gastos de las campañas, ni para que el INE pueda fiscalizarlo realmente