López Obrador en el gobierno
Qué va a hacer Andrés Manuel López Obrador si gana la Presidencia? ¿Cómo va a ser? ¿Igual? ¿Distinto? ¿Dónde podemos buscar claves que nos ayuden a dar con la respuesta? ¿En sus declaraciones? ¿En su libro más reciente, La salida? No lo creo. López Obrador ha publicado una infinidad de libros a lo largo de su vida: llevaba ya publicados al menos ocho cuando buscó por vez primera la Presidencia, sin que dejara de ser, como lo llamó Blanca Gómez, su biógrafa, “un hombre enigmático”. Quizá la clave esté, no en sus declaraciones, no en sus libros, sino en sus años de gobierno. Andrés Manuel ha sido por más de diez años candidato a la Presidencia. Ha construido su discurso, sobre todo, a partir de la crítica del poder. Pero antes también fue gobernante, sobre todo en el Distrito Federal. ¿Qué hizo?
En agosto de 2005, la Carta de Nexos publicó un balance de su gobierno al frente del DF. Andrés Manuel acababa de renunciar unas semanas antes para concentrar su fuerza en la elección presidencial. La evaluación de su gestión estaba basada, decía la publicación, “en los pocos datos duros e incuestionables de su administración, que duró cuatro años y siete meses”. Uno de los obstáculos para juzgar su gobierno, en efecto, era la opacidad de su gestión: en 2001 vetó una ley de transparencia para la capital aprobada por unanimidad en la Asamblea y en 2006, en sus Compromisos de campaña, no dedicó una sola línea al tema de la transparencia, uno de los principales logros de Fox. Aun así, la evaluación es posible a partir de algunos datos duros. La obra social de López Obrador, por ejemplo, fue importante en México. Por el bien de todos, primero los pobres era el lema de su campaña. Lo cumplió. Su gobierno atendió de manera preferencial a los pobres. El apoyo a adultos mayores de 70 años con una pensión mensual fue convertido en ley durante su mandato. Hubo ayuda a las personas con discapacidad y, en general, a los sectores más excluidos de la población, con acciones como la entrega gratuita de útiles escolares o programas exitosos como la ampliación y rehabilitación de viviendas populares, que hizo que, al término de su gestión, vivieran en casas independientes más de tres cuartas partes de las familias del DF. Aquellas con ingresos menores a dos salarios mínimos disminuyeron de 63 a 54 por ciento durante su gobierno. Andrés Manuel había cumplido la mayoría de sus Compromisos, la esencia de los cuales estaba consagrada a lo social. Pero también hubo algunos, vitales, que no cumplió, entre los que destacan dos: el Compromiso 22 (Avanzar en el desazolve, reparación y construcción del drenaje) y el Compromiso 37 (Resolver la falta de agua en Iztapalapa). En realidad uno solo: el del agua. Hoy la situación es más grave y más injusta: cada vez hay menos agua y los más pobres son los que más caro pagan el agua.
¿Cuál es pues el balance de su gestión en Ciudad de México? Apoyó programas de ayuda a la población más necesitada y emprendió obra pública que era necesaria, aunque privilegió la más visible (los segundos pisos, no el Metro). Incrementó la recaudación de impuestos (el predial creció) y redujo los gastos de la burocracia (recortó los sueldos de los funcionarios y la cantidad de sus asesores, y los gastos de luz y teléfono del gobierno de la capital). Sus indicadores económicos, por otro lado, descendieron por debajo del promedio del país. El crecimiento económico nacional, en concreto, triplicó el ritmo de crecimiento económico del DF. M *Investigador de la UNAM (Cialc)