Milenio

Los años 30, inspiració­n para el súper de Amazon

El gigante de internet entra al mercado de los abarrotes con la compra de una cadena de gama alta, al ofrecer 13 mil 700 millones de dólares por Whole Foods

- John Gapper en Jackson, Misisipi.

Justo cuando pensábamos que entendíamo­s a Amazon, nos sorprende. Estamos acostumbra­dos a observar que cuando un minorista en línea reduce implacable­mente los precios socava las tiendas físicas. Ahora decidió comprar Whole Foods Market, la cadena premium para los estadunide­nses que pueden darse el lujo de comprar queso fino y pescado.

Si quería volverse tienda física, el Amazon de nuestra imaginació­n pudo seguir el ejemplo de Aldi, el minorista alemán, mediante la inversión de 5 mil mdd para expandir sus tiendas de descuentos en EU, o directamen­te ir por los 3 mil 500 Supercente­r de Walmart. En vez de eso, Jeff Bezos entra en la gama alta del mercado de comestible­s al ofrecer 13 mil 700 mdd por Whole Foods.

Eso sugiere que Bezos se desorientó o que lo que mucha gente piensa de Amazon es incorrecto. De hecho, no es más una gran tienda de descuentos en línea que una enorme tienda de convenienc­ia. Hacer que las cosas sean más fáciles, mediante la reducción de precios o la entrega fácil de productos, es su plan maestro.

El acuerdo de Whole Foods no nos hace pensar en Walmart, Aldi o Kroger, el supermerca­do tradiciona­l más grande de EU, sino en una compañía que los precede: la Great Atlantic and Pacific Tea Company (A&P). A&P fue un precursor de los supermerca­dos de EU y la forma como combinó la eficiencia de tecnología con las tiendas co- merciales de comestible­s ofrece pistas de lo que piensa Bezos.

Antes de A&P, los estadunide­nses compraban en tiendas pequeñas que “se manejaban de manera muy descuidada” y compraban sus provisione­s de una “colección bizantina de intermedia­rios plagada de corrupción”, según Paul Ellickon, profesor de economía de la Universida­d de Rochester.

Como un Amazon de principios del siglo XX, A&P pasó por alto todo eso. En 1913 abrió “tiendas de descuento” en calles comerciale­s y las surtía por medio de su propia red de almacenes y camiones. A menudo ofrecía marcas propias, más frescas y con menos probabilid­ad de agotarse del inventario. A&P se expandió a 16 mil unidades en los años 30, pues las economías de escala le permitiero­n debilitar a los independie­ntes.

Al final fue víctima de su propio éxito. Los operadores más pequeños cabildearo­n para limitarla y la discrimina­ción de precio se prohibió con la Ley Robinson-Patman de 1936 para eliminar los descuentos. Siguió el declive, y fue sustituida por grandes supermerca­dos que construyer­on Kroger y Safeway en los distritos de almacenes.

La combinació­n de Amazon y Whole Foods sugiere que la historia se repite. El mismo supermerca­do llegó a una apoteosis con las enormes tiendas manejadas por Walmart, al igual que Carrefour y Tesco en Europa, y muchos compradore­s buscan alternativ­as. El acuerdo de Amazon por Whole Foods es un experiment­o más que una solución, pero es algo que intriga.

La fortaleza de los supermerca­dos se convierte en su vulnerabil­idad en una época en la que la tecnología cambia las reglas de la venta minorista. Reduce costos y precios al agrupar muchos tipos de bienes en un solo lugar y convencien­do a los compradore­s de pagar el costo de la entrega final. Ellos llegan a las tiendas para cargar sus carritos y comprar todo de una vez.

La tecnología ahora ofrece una combinar la eficiencia de tecnología en su negocio de supermerca­dos Aldi invirtió 5 mil mdd en expandir sus tiendas de descuentos en EU forma no asociada de súper tradiciona­l para vender cosas diferentes de maneras diferentes. En lugar de tener que comprar la mayoría de los artículos del hogar en grandes cantidades al mismo tiempo, el tiempo de ocio del comprador se puede asignar de manera más agradable y efectiva. Los bienes de rutina se pueden pedir en línea y se entregan de forma directa, lo que deja tiempo para elegir los productos preferidos en persona.

Por supuesto, es más complejo que esto. Por un lado, los hábitos de compra y la sensación de comodidad varían de acuerdo al lugar de residencia. A los proveedore­s de comestible­s en línea, como Ocado, en Reino Unido, y FreshDirec­t, en EU, les va mejor en las ciudades, donde la gente quiere evitar los congestion­amientos viales camino al súper. En los suburbios, a menudo es más fácil conducir a una tienda Walmart o Kroger.

Los hábitos de compra también dependen del ingreso. Whole Foods y cadenas como Trader Joe’s atraen a personas que pueden darse el lujo de productos orgánicos y frescos y pagar más por ellos. También es probable que sean profesioni­stas ocupados que tal vez comprarán la misma comida en línea si se les ofreciera frescura y variedad.

El reto para las tiendas abarrotes en línea es que la frescura y la variedad son difíciles de combinar. Si venden un tipo de jitomate, su inventario rota rápidament­e y estará fresco. Si ofrecen 20 tipos, las opciones son más amplias, pero los tomates estarán durante más tiempo en los almacenes. La cadena de suministro de los abarrotes es más difícil y costosa que la de los productos no perecedero­s.

Después de experiment­ar con Amazon Fresh, el servicio de comestible­s en línea, en ciudades de Estados Unidos y otros lugares, Amazon claramente comprendió que también necesita una red física. Tiene que expandirse con el fin de lograr lo que Chris Baker, un socio de la consultora Oliver Wyman, llama “el círculo virtuoso del volumen, rotación y frescura”. john.gapper@ft.com

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Uno de los carritos en la cadena de comida premium

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