¡No te vayas, Daniel!
Lo increíble de Daniel Day-Lewis no es simplemente el nivel de su trabajo cuando decide, y vaya que no lo hacía con ligereza, interpretar un rol. Las historias sobre su proceso son legendarias, pero más legendario (y a nosotros nos tocó) es ver cómo se ríe cuando la gente cree que es un alma torturada por el hecho de básicamente habitar al personaje que está interpretando y su mundo entero.
No hay entrevista en la que no diga algo así, ni en la que no se le pregunte sobre el tema: “Yo me divierto muchísimo y gozo el proceso. Es placer para mí y la única forma en la que sé trabajar”. Así que adiós a todas las teorías respecto a que ya no aguantaba tanto sufrimiento que enseguida comenzaron a recorrer la red el martes por la noche, cuando su representante confirmó que Phantom Thread de Paul Thomas Anderson, proyectada para diciembre, será su última cinta.
Más allá de ser el único actor del mundo en tener tres merecidísimos premios Oscar (Mi pie izquierdo, Lincoln y There Will be Blood) ya nos había aplicado un semirretiro en los años noventa, así que la esperanza queda, a pesar de lo tajante que fue su representante al decir que no trabajará más como actor, que es una decisión privada y que no se hablará más al respecto).
Especular es inútil y nos puede llevar a lugares preocupantes. Pero este es el hombre que después de llevarse su primer premio de la Academia optó por dedicarse a hacer zapatos artesanalmente (como aprendiz) por una larga temporada en Florencia, Italia. Así que su curiosidad y ganas de vivir nuevas experiencias es lo que más nos gustaría pensar que es la razón.
Sea lo que sea, la mayoría de los expertos coincidirían que se está retirando, si no el mejor, uno de los últimos más extraordinarios actores de cine del mundo. De aquellos que no solo no lo ven como un negocio frío sino como un arte. Un espacio de exploración y creación pero ante todo diversión. Porque a la vez, el hecho de que Daniel Day-Lewis fuese tan selectivo con sus roles y la inteligencia que este hombre posee (solo hay que escucharlo un par de minutos para saberlo) significa que esas películas se hacían. Cintas que sin el respaldo de semejante histrión seguramente ya no se harán. No son las grandes franquicias de estudio. Todas y cada una de ellas han sido un riesgo mucho mayor que lo que los estudios quisieran. Pero saben, sabían que el público de este hombre iría por la garantía de su nombre en la cinta. No más.
Esperemos de todo corazón que lo que distrajo a Mr. Lewis de la actuación sea que ahora quiere aprender el arte de la repostería, estudiar astrofísica o algo por el estilo. ¿Nuestros amigos de la ANDA creen que van a resolver sus muy complejos conflictos gritándose cosas en Twitter y a periodicazos?