We are the champions
Después de ver a Vladímir Putin dando clases de patriotismo bajo la lluvia en el homenaje a los héroes caídos durante la invasión nazi (cualquier otro presidente habría presentado sus respetos bajo techo y sin duda habría entretenido a la concurrencia con picantes anécdotas de las fans que me roban besos en la boca y cómo esto ha contribuido al desarrollo de la comarca), el gobierno mexicano decidió ponerle un poco más de virilidad a las cosas.
Primero, con justa razón, vimos al licenciado Peña ponerle un hasta aquí a quienes se convirtieron en paleros del New York Times sobre el tema del espionaje con el ya legendario Pegasus. ¡Cómo se atreven periodistas, activistas y luchadores sociales a exigir respeto a su vida privada! ¿Acaso quieren acabar con la industria sin chimeneas del espionaje y la filtración. Es una lástima que don Enrique luego se haya medio retractado, porque lo conducente era que se investigara a quienes ningún chile les embona, en vez de a aquellas instituciones que adquirieron y administran ese software para velar por la sociedad en su conjunto.
Yo por eso siempre hablo bien de Osorio Chong, saludo a los amigos del Cisen y siempre ando como Pimpón para no salir fodongo como Eva Cadena en sus videos.
Así, en esa lógica macha, bien hizo el gobierno en de- fenderse frente a la inquina trumpista acerca del absurdo señalamiento sobre que México es el país más peligroso del mundo, después de Siria. Incluso el tono de la SRE, que parece sacado de los mejores momentos de Cuando los hijos se van y los mejores melodramas rancheros de Lucerito, puso en su lugar al tremendo Donald que ya no sabe cómo armar cortinas de humo, pues todos sabemos que nuestro país merece sin duda un primer lugar.
Y es que vivir en México es como vivir en Topo Chico, infierno grande. Y nada más para que le midan el agua a los camotes, en estos días se dio a conocer que el mes de mayo superó con creces el nivel de matazones en Venezuela, bueno, hasta las de los tiempos de Calderón, que fue como una película de Tarantino por la cantidad de muertos y heridos. Nada más la sangre derramada con Jelipillo habría hecho autosuficientes a todos los hospitales de la patria.
De hecho, la razón por la que han llegado tan pocos inmigrantes sirios por acá es el temor a la folclórica violencia a la mexicana.
Ya para ganarse el reconocimiento internacional en el ranking mundial de las matazones, asesinaron al coordinador de la Policía Federal en Veracruz. Y Yunes dice que no permitirá que el crimen imponga su ley. Lo mismo dijeron en el Edomex. En un rato nos mandan sus cuentos colorados y nos cuentan sus ligues de ocasión. M