Milenio

¿Y si el problema no son los policías?

- CARLOS PUIG Twitter: @puigcarlos

¿Y si el problema no son los policías dentro de la discusión en la que llevamos tanto tiempo sobre que si policía única, que si mando mixto, que si más dinero para las policías, que si menos, que si el Ejército, que si la Marina, que si hasta cuándo o hasta dónde? No dudo que una parte del problema está ahí. Pero también es cierto que el problema es el mismo en tantas otras cosas en el país: la corrupción de la clase política. Y eso parece no asociarse cuando se buscan respuestas a nuestra crisis de violencia.

Pienso en el ex secretario de Seguridad Pública de Veracruz, del que hoy nos enteramos era parte del entramado de trampas de otra calaña del ex gobernador Duarte y que hoy está detenido, no por inútil en aspectos de seguridad —eso no es delito—, sino por transa.

Pienso en el ex fiscal de Nayarit hoy arres- tado en Estados Unidos por presuntos lazos con el narcotráfi­co y de quien alguien nos quiere hacer creer que nadie más que él estaba metido en esos líos.

Pienso en el ex fiscal mexicano que dirigió el Centro de Inteligenc­ia y Comunicaci­ones para la Seguridad de la Fiscalía General de Jalisco detenido hace un año en Estados Unidos, y que hace unas semanas se declaró culpable de fraude y sigue acusado de lavado de dinero y colaboraci­ón con el narcotráfi­co.

En el agente de un grupo de élite de la Policía Federal que filtró a Los Zetas informació­n que desató la matanza de Allende.

Pienso en los ex gobernador­es de Tamaulipas con varias acusacione­s en su contra que tienen qué ver con narcotráfi­co.

En el hijo del ex gobernador de Michoacán sentándose con La Tuta. En nuestra diputada, visitando a El Chapo, y hoy detenida en Estados Unidos por narcotráfi­co. Pienso en José Luis Abarca y su policía entregada a un grupo delincuenc­ial.

Pienso en presidente­s municipale­s que se acomodan, o colaboran. En gobernador­es que se han hecho y se hacen de la vista gorda o de plano se benefician. En jueces que se enriquecen con sus decisiones en procesos.

Las discusione­s, parece, siguen en el terreno de los policías, sí mal pagados, sí mal equipados, sí mal entrenados.

Pero tal vez el origen de todo eso es intenciona­l. Tal vez, si los policías hicieran su trabajo a los primeros que arrestaría­n sería a sus jefes políticos.

Tal vez, con un buen sistema anticorrup­ción se soluciona mucho más que con mandos mixtos, leyes de seguridad interior y esas cosas.

Tal vez.

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