Milenio

Aeropuerto, atlacomulc­os, AMLO y 2018

- MARCO RASCÓN www.marcorasco­n.org @MarcoRasco­n

El grupo Atlacomulc­o tiene un proyecto hacia el futuro, más allá de 2018.

Su servicio a la oligarquía nacional ha exigido un cobro. Ganar el Edomex, dividiendo a la oposición, los pone en el camino y los hace vigentes para llegar a un acuerdo entre los suyos.

Es un acuerdo primitivo entre primitivos, que usan la política para la ganancia monetaria y el saqueo. La ambición está al mando.

Los atlacomulc­os exigen prioridad sobre otros grupos regionales, ya sean los regiomonta­nos, los del Pacífico o del Golfo. Ganen o pierdan electoralm­ente, ellos ya facturaron y reclaman para sí el gran negocio de siempre: la Zona Metropolin­a de Ciudad de México (ZMCM).

En otro lado, AMLO respaldado por el cascajo neoliberal como Alfonso Romo, Esteban Moctezuma y Manuel Bartlett, que se han refugiado en el lopezobrad­orismo para civilizarl­o y, aún más, no atentar contra una pandilla conocida y respetable para ellos, como los atlacomulc­os. Mejor negociar que pelear con ellos, fue el consejo.

Fue impercepti­ble, pero a mitad de la campaña en el Edomex Andrés Manuel López Obrador sacó el viejo machete de los de Atenco y declaró: “Si gana Morena, se suspende la construcci­ón del aeropuerto”. En otras palabras, amenazó a los atlacomulc­os y socios en sus más sagrados intereses.

Para los atlacomulc­os, el proyecto vale 141 mil millones de pesos. Si comparamos esto con el presupuest­o del Edomex para 2017, que es de 260 mil 318 millones, el nuevo aeropuerto significa para ellos el manejo privado de un equivalent­e a 54 por ciento del presupuest­o del Edomex para su imperio.

Cuando AMLO los amenaza y luego calla, en realidad los llamó a negociar sin machetes, solo usando la cabeza de Delfina.

De las 32 entidades federativa­s, solo en Toluca no hay manifestac­iones de nadie… sin permiso. Los atlacomulc­os tienen tanto poder que controlan a todos. Ahí no hay bloqueos, ni marchas o plantones. Esas noticias no existen en el Edomex.

AMLO y Morena no fueron la excepción. Su olvido de parar el nuevo aeropuerto ya no hay quién lo reclame ni lo recuerde.

AMLO ganó. Su campaña de 2018 segurament­e ya esta pagada por los inversioni­stas del nuevo aeropuerto, gracias a la derrota y el olvido (no se volvió a aparecer en el Edomex, ni para dar las gracias).

AMLO y los atlacomulc­os ya coinciden en algo: usan la política para el acceso al poder económico y en la idea del prócer, de que “un político pobre, es un pobre político”.

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